Brasilia.- El exministro José Dirceu, el “hombre fuerte” del primer mandato del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y condenado por escándalos denunciados en 2005, volvió hoy a prisión, pero ahora por la corrupción en Petrobras.
Dirceu fue detenido en su residencia de Brasilia, en la que desde fines del año pasado cumple prisión domiciliaria tras haber pasado en la cárcel 12 meses, que son parte de la condena a 11 años y 10 meses impuesta por las corruptelas de 2005.
Al explicar la suspensión del beneficio de la casa por cárcel, el fiscal Carlos Fernando Santos Lima sostuvo que se ha comprobado que Dirceu fue uno de los políticos que “instituyó” la red de corrupción que operó durante la última década en la petrolera estatal.
“Esa red se constituyó en el primer mandato de Lula y repitió de alguna manera el esquema de sobornos” parlamentarios denunciado en 2005 y que llevó a la cárcel a 25 empresarios y políticos, entre ellos Dirceu, dijo el fiscal.
En la misma operación realizada hoy fueron detenidas otras seis personas, entre quienes figura Luiz Eduardo de Oliveira, hermano de Dirceu y quien habría colaborado con la trama desde que este ingresó a prisión, a fines de 2013.
“Seguía recibiendo comisiones aún preso”, declaró Santos Lima al justificar la decisión de llevar al exministro otra vez a prisión. Según la Fiscalía, Dirceu y algunos de sus allegados recibían de la corrupción en Petrobras unos 200.000 reales (58.480 dólares) por mes, pero aún no se determinó cuánto de ese dinero era directamente para el exministro.
“No tenemos dudas de que ese dinero tenía origen en la red de corrupción de Petrobras y de que (Dirceu) se benefició personalmente de todo eso”, apuntó Santos Lima.
Según el fiscal, parte del dinero le era entregado a Dirceu a través de la firma de consultoría jurídica JD, de su propiedad, que era “contratada” para operaciones “de fachada” por empresas privadas implicadas en el caso Petrobras.
La Policía sostiene que esas empresas obtenían con la petrolera contratos amañados, inflaban sus valores y repartían las diferencias con exdirectores de Petrobras y políticos que amparaban esas maniobras.
La propia Petrobras ha calculado que, entre 2004 y 2014, esa red se apropió ilegalmente de unos 2.000 millones de dólares y así lo ha reflejado en los balances presentados a sus accionistas.
Por ese escándalo se investiga a una veintena de grandes empresas y a medio centenar de políticos, en su gran mayoría de la base que apoya a la presidenta Dilma Rousseff y entre quienes figuran los presidentes de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros.
Hasta caer en desgracia, Dirceu fue uno de los más importantes líderes del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece Rousseff, y durante décadas fue un fiel escudero de Lula.
Cuando Lula asumió el poder por primera vez, en enero de 2003, lo nombró ministro de la Presidencia, un estratégico cargo desde el que controló todos los resortes del poder durante dos años, hasta que se vio obligado a renunciar por el escándalo de sobornos parlamentarios que lo llevó a prisión.
Según la Corte Suprema, Dirceu fue el articulador de la red de corrupción que operó durante la primera gestión de Lula, quien pese a ese escándalo fue reelegido en 2006 para otros cuatro años.
Esa trama permitió recaudar dinero público en forma ilegal y sobornar a dirigentes de varios partidos políticos, que se unieron a la base oficialista en el Congreso y le dieron al Gobierno de Lula la mayoría parlamentaria que no había obtenido en las urnas.
Pese a su proximidad con muchos condenados, como Dirceu, Lula no fue procesado pues no se pudo probar su supuesta participación, que sí fue denunciada por algunos implicados.
Preguntado hoy sobre la posibilidad de que la investigación por el caso Petrobras se extienda ahora a Lula, el fiscal Santos Lima se limitó a decir que “en un régimen republicano ninguna persona está exenta de ser investigada».
Rousseff no comentó la nueva detención de Dirceu y el asunto no se trató en una reunión que la mandataria tuvo hoy con algunos de sus ministros.
“Obviamente todos sabían (de la detención), pero no se discutió. Analizamos la agenda parlamentaria y asuntos económicos”, declaró el ministro de Defensa, Jaques Wagner, tras esa reunión.
Según el ministro, “las investigaciones sobre Petrobras siguen, pero el país también sigue” y la preocupación del Gobierno es que la economía “vuelva a crecer”, pese a que para este año se prevé que se encogerá al menos un 1,5 %, en parte por el impacto de la corrupción en Petrobras.