En tiempos de crisis económica normalmente se recurre a los economistas con la finalidad de obtener explicaciones objetivas sobre las causales que han originado la misma y cuales son las posibles soluciones para superar y salir del evento que altera el curso de la economía. También desde los diferentes ámbitos e interés de la sociedad se requieren medidas concretas para encontrar una salida a la crisis, con resultados inmediatos y concretos.
Hay que precisar que cuando se está frente a una crisis económica siempre hay que contextualizar la misma en el marco del ciclo económico en el que se origina un detrimento enorme en la economía. En tal sentido, a nivel productivo y de consumo, es notorio que una crisis económica impacta en igual dirección al conjunto de los agentes económicos durante esta fase de encogimiento del ciclo.
Bajo un enfoque macroeconómico se interpreta que generalmente las crisis suelen ser identificadas por medio de cambios bruscos en las variables económicas, ya que la producción de bienes y servicios de las empresas y su consumo, por parte de los individuos, se ven en situación de precariedades por la coyuntura económica.
Por tales razones, las crisis económicas cuentan además con dos características destacadas: la inestabilidad que suponen en los mercados y las consecuencias que desatan en los sectores en los que aparece en un inicio y en el resto del sistema posteriormente.
En ese contexto es importante enfatizar que las crisis económicas pueden ser aisladas, centradas en un sector, en un sistema económico nacional, o pueden extenderse a escala global, tal como ocurre en la actual coyuntura, que afecta a la economía mundial de una manera sorprendente y desproporcional. En efecto, el empleo y el crecimiento económico son los principales indicadores económicos que han presentado un comportamiento más desfavorable o de inocultable desaceleración para los diferentes actores económicos.
Múltiples son las interpretaciones que se podrían extraer de la crisis económica actual, pero también en lo que sí se puede reflexionar como denominador común es que cualquier análisis no debe ser exhaustivo sino cauteloso y flexible para llegar a conclusiones de cierto nivel de objetividad y credibilidad.
Es por ello que un análisis cercano a la verdad ha de ponderar el entorno en que se están desarrollando las relaciones internacionales, en particular la económica, ya que estas pueden contribuir a abrirle un horizonte más amplio al debate de los determinantes sociopolíticos de la crisis de salud, combinada con las crisis económicas, ambas son dos pandemias.
La presente crisis económica y sanitaria es un eslabón que se concatena con las ultimas crisis financiera global, social y política más recientemente registradas durante las últimas dos décadas.
En tales eventos, la sociedad se ha visto inmersa en la pérdida de gobernanza a escala global y de los países, que los han sumergidos en una absoluta crisis de gobernabilidad y caracterizada por la ausencia de una institucionalidad global.
Los impactos del factor económico sobre la salud, y viceversa, son muy rápidos y las personas que se encuentran en la línea de pobreza son las que más sufren por su decadencia. En tal sentido, corresponde a los hacedores de política económica y de salud pública, y a los políticos de los gobiernos, trabajar sobre los escombros que está dejando la tragedia humana de la pandemia, cuya máxima expresión será la miseria, la exclusión social, el detrimento de los indicadores económicos y el deterioro de los indicadores sanitarios.
Por todo lo planteado es que en el análisis económico en tiempo de crisis necesariamente ha de partir de algunas premisas fundamentales conociendo que los determinantes económicos cumplen un papel central en la producción de salud, así mismo, en un sentido biunívoco, ya que la salud es vital para el desarrollo económico y para la disminución de la pobreza.
En consecuencia, se entiende que la inversión en salud es crucial para el logro de la recuperación económica y una vez alcanzado ese objetivo convertirla en el punto de apoyo que impulsará el crecimiento económico, el cual parece indicar que iniciará con gradualidad a finales del 2022, aunque no en igual magnitud en cada país ya que otros les tomará un cuatrienio, cuya justificación está dada por la inexistencia de un manual de solución de crisis, por tanto, se impondrá la racionalidad y la actuación oportuna, según demandan los tiempos.