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                    El teólogo y político alemán Ludwig Feuerbach dijo que “no ser nada y no amar nada, es lo mismo”.
El amor constituye la fuente que da esencia a la vida y puede ser comparado con la filosofía, que no establece la verdad definitiva, pero sí produce una inquietud permanente para seguir buscando lo desconocido e instalar en el ser las utopías sin las cuales el mundo no tendría sentido.
 
                                             
                     
                             
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
