El amor es maravilloso. Estamos en un tiempo donde podemos encontrar muchas oportunidades de manifestarlo.
Talvez tú, querido lector, sientes amor con un abrazo, o quizás cuando encuentras una persona que te brinda su amistad.
También cuando son amables contigo y compresivos. En fin, hay muchas maneras de expresarlo. Quiero decirte que hace unos días comencé a leer la carta a los Corintios, y cuando llegué al capítulo 13, que habla del amor, oh… fue ¡maravilloso! Aunque las he leído varias veces, estas palabras comenzaron a tocar las fibras más sensibles de mi corazón. Hoy quiero compartir estos versos con ustedes, los cuales pueden ayudarnos a tener mayor conciencia del amor.
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”. 1 Corintios 13: 1-9