La “angurria” que históricamente acompaña al hombre en su afán por acaparar y tenerlo casi todo a su merced, fue causante de las confrontaciones que originaron serias frustraciones en las Grandes Ligas, con el paro patronal, que por suerte ayer llegó a su fin con el anuncio de acuerdo entre propietarios y el sindicato de jugadores.
Nunca entendí cómo un negocio que deja todos los millones del mundo, estuviese estancado por el deseo de acaparar más y más recursos económicos de los que obtienen ambas partes.
Esa angurria se le puede aplicar también a los “pobres y explotados obreros” (los jugadores), que también se mostraron renuentes hasta más no poder, para arribar a una solución.
Aunque el acuerdo al que llegaron debe ser ratificado por la junta directiva del sindicato de jugadores, no hay duda de que a pesar de la división imperante entre ellos, porque de los 38 votos, 26 votos fueron a favor de una solución , y 12 se opusieron a la oferta de los propietarios de equipos.
No hay duda de que todos estaban conscientes de que estaban llevando el carro por una peligrosa pendiente, y a una segura encrucijada, sabiendo ambos bandos que de no encontrar una salida airosa, todos saldrían perjudicados.
Reitero que la cicatería a que echaron manos, especialmente los dueños de equipos, es solo una pequeña muestra de hasta dónde puede llegar el hombre en la búsqueda de incrementar sus fortunas a costa de lo que sea.
Siempre sostuve que esto se resolvería pronto, porque nadie está en disposición de conspirar en contra de sus propios intereses , por muy “mezquinos y cicateros” que se les quiera catalogar. Por lo pronto, ya es oficial que la campaña iniciará el próximo siete de abril.