David Alvarez
La campaña entra en su semana final. Los discursos son triunfalistas, muchos pregonan que ocurrirá una segunda vuelta, pero las encuestas más precisas están lejos de ese resultado.
Danilo Medina ganará con amplio margen por muchos motivos que no es menester detallar aquí y el segundo contendiente posiblemente no llegue al 30%. El resto se distribuirá el menudo de un 3%.
De unos días para acá el acento de la oposición se ha puesto en descalificar a la JCE como previsión de justificar a sus bases la derrota inminente. Incluso gente muy inteligente y moderna ha defendido retornar a los conteos manuales porque el resultado no les favorece. A esos niveles llega la angustia por no alcanzar el poder.
Pero amanecerá el 16 de mayo, con todos los votos contados o muy cerca del total, indicando claramente la reelección del Presidente.
Y cada opositor deberá armar su discurso, que ojalá sea civilizado, para felicitar a Danilo Medina y comenzar la preparación para dentro de 4 años. Ni el país se terminará el 15, ni el 16 amaneceremos peleando. Hay país para largo.
Fuera de toda la chercha que provocó la pasión electoral es menester que partidos y candidatos se organicen mejor y no dejen el accionar político para el 2019. Construir una organización toma tiempo y los discursos no deben responder a coyunturas.
El PLD de Juan Bosch es el mejor ejemplo de como desde 1978 al 1990 construyó un partido grande que logró el poder en 1996.
