Washington.- El presidente de EE.UU., Donald Trump, ordenó hoy la imposición de nuevos aranceles del 10 % a productos importados de China por valor de 200.000 millones de dólares, según informó la Oficina del Representante de Comercio (USTR, en inglés).
La medida adoptada hoy por el Gobierno de Trump es una represalia por la respuesta de Pekín a los primeros aranceles impuestos por Washington.
El pasado viernes entraron en vigor aranceles estadounidenses del 25 % por valor de 34.000 millones de dólares como parte de un primer paquete de gravámenes de 50.000 millones, a los que China respondió con idénticas medidas.
“Como resultado de las represalias de China y por la falta de cambios en sus prácticas, el presidente ha ordenado a la USTR que inicie el proceso para imponer aranceles del 10 % sobre 200.000 millones adiciones de importaciones chinas”, dijo en un comunicado este organismo encargado del comercio exterior.
Junto a la orden, la USTR adjuntó un listado de más de 200 folios con los productos afectados por los gravámenes, entre ellos frutas y verduras, cereales, productos de origen animal, maderas, embarcaciones o material de construcción.
La lista también incluye productos químicos, combustibles, tabaco y alcohol, textiles, contestadores automáticos y material fotográfico y de video, entre otros.
“Durante más de un año, la Administración Trump ha instado pacientemente a China a que abandone sus prácticas desleales, abra su mercado y participe de una verdadera competencia de mercado”, dijo en su comunicado la USTR “Hemos sido -añadió- muy claros y precisos con respecto a los cambios específicos que China debería emprender.
Lamentablemente, China no ha cambiado su comportamiento, un comportamiento que pone en riesgo el futuro de la economía de EE.UU.». La USTR anunció que procederá con un proceso de notificación y comentarios públicos antes de que los nuevos aranceles entren en vigor.
Trump ya avisó a China de la imposición de nuevos aranceles de 200.000 millones en caso de represalias y también advirtió con un eventual tercer paquete de gravámenes de 300.000 millones si el gigante asiático vuelve a responder.