Después del debate entre Donald Trump y Joe Biden, la nación norteamericana entra en una crisis, casi en un limbo, que sobrepasa al Partido Demócrata, y que podría agravarse el próximo 5 de noviembre con los resultados de las elecciones generales para la elegir al presidente y los miembros del Congreso.
Producto del pobre desempeño de Biden en el debate, se pide a voces el retiro de sus aspiraciones a la reelección, a lo que él se niega rotundamente.
Si el presidente Biden no se retira por decisión propia, existen al menos dos opciones para forzarlo a hacerlo. La primera opción es que sea descalificado en la Convención Nacional del su partido, si más del 50 % de los delegados negara el apoyo, dejándolo fuera de la boleta; la segunda opción es que el propio Congreso, por presión de los republicanos, logre inhabilitarlo, alegando condiciones de salud física y mental no aptas para gobernar .
A pesar de la negativa de Biden, en las últimas dos semanas han sido mencionados muchos nombres como sus posibles sustitutos a la candidatura presidencial del Partido Demócrata, solo que lamentablemente, ninguno de ellos, según las encuestas, llevan ventajas contra el ultraconservador, xenófobo, homofóbico, racista y raquetero Donald Trump, ni siquiera la vicepresidenta Kamala Harris o la exprimera dama Michell e Obama.
El dilema de este partido está en quién podría ser el candidato que asegure su permanencia en el poder.
Si no remueven a Biden y este pierde, los demócratas serían responsables de que Trump regrese al poder; pero igual, si Biden es sustituido por alguien no competente, podrían perder las elecciones, posibilidad real pues no se vislumbra un nombre dentro de cuadro conservador del partido hasta ahora planteado.
Con los recientes resultados de las elecciones en Francia y Alemania, en donde ha sido derrotada la ultraderecha por sectores de izquierda y de centro izquierda, se pone de manifiesto que la lucha globalizada manifestada en contra del genocidio de Israel contra el pueblo palestino y de la guerra de Ucrania, la juventud opta por un cambio en la política que la vuelva más humana.
El siguiente turno sería para la nación norteamericana, la cual cuenta, por primera vez, con la opción de dejar fuera de juego a los conservadores demócratas, representados por Biden, y a los ultraconservadores republicanos, de corte fascista, quienes buscan imponerse a cualquier costo, hasta el extremo de llevar el país al borde de una guerra civil, con la elección de Trump y confirmado por este, declarando que de no ganar las elecciones en el país podría haber un baño de sangre.
Muestra de eso también es la última decisión de la Suprema Corte, que ha allanado el terreno, dando inmunidad por adelantado a Donald Trump, en caso de que sea elegido presidente.
A los ultraconservadores con ideales fascistas de corte hitleriano, no es posible derrotarlos con alguien que represente el sector conservador o del centro del Partido Demócrata.
La respuesta de contención a ese sector trumpista debe venir del sector realmente progresista, con capacidad de aglutinar y dar respuestas a las necesidades de los sectores más necesitados y vulnerables de la nación, los que han perdido la esperanza lograr el sueño americano, entre ellos la clase trabajadora y gran parte de la deteriorada clase media.
Una respuesta que cautive a los jóvenes con visión de futuro, que garantice la satisfacción o realización de las prioridades como la educación de calidad, pago de deudas por estudios universitarios, seguro médico de universal, vivienda asequible y trabajo estable bien remunerado.
A pesar de la existencia de este panorama gris, no todo está perdido, pues existe una opción, que refleja compromiso social y político, lucidez y una práctica coherente en el discurso y en los hechos, es el actual senador independiente por el Estado de Vermont, Bernie Sanders.
La propuesta Sanders sería apoyada por la mayoría de los jóvenes, los independientes, los indecisos y por esa masa dentro del Partido Demócrata que no desea el retorno de Donald Trump al poder.
De no ser Bernie Sanders el sustituto de Biden, estaríamos inaugurando con Donald Trump, el inicio de la era más catastrófica en conflictos sociales, de la historia moderna, a lo interno de la nación norteamericana y consecuencias globales.
*El autor es profesor y trabajador comunitario en la Ciudad de Nueva York