Toronto.–El inicio de la carrera del dominicano Edwin Encarnación fue muy miserable, sin embargo, supo reponerse para elevarla y convertirse en una estrella en las Grandes Ligas.
Encarnación llegó a las Grandes Ligas, pero jamás terminó de convencer a los dirigentes de los Rojos. Parte de ello se debió a que él estaba jugando mal en tercera base.
n 2010, cuando Encarnación contaba con un promedio de bateo de .200 con nueve jonrones en 37 juegos para los Azulejos, fue puesto en asignación para abrirle espacio a un lanzador llamado Scott Richmond, quien estaba listo para salir de la lista de lesionados de 60 días.
Eso significaba que ellos contaban con 10 días para canjearlo, dejarlo libre o mandarlo a las ligas menores si ningún otro equipo lo reclamaba.
El gerente general de Toronto Alex Anthopoulos estaba bastante seguro de que Encarnación, a quien le debían 2.7 millones de dólares por el resto de la temporada, no sería reclamado por ningún otro equipo.
Él tenía 27 años y nadie lo quería, así que se terminó yendo a las ligas menores para jugar para la afiliada de Triple-A en Las Vegas.
Toronto lo liberó y recogió
Al finalizar la campaña, los Azulejos dejaron libre a Encarnación, preocupados por un posible aumento de sueldo a seis millones de dólares mediante el arbitraje y sobre una lesión en la muñeca que lo marginó del diamante por un tiempo.
Esta vez los Atléticos lo reclamaron. Billy Beane, su gerente general, había dicho que quería algo de poder desde el lado derecho del plato.
Al final, los Atléticos tampoco lo quisieron.
Encarnación tenía 27 años, y era considerado una decepción y fue esencialmente descartado como una porción de carne cruda. No se supone que los jugadores sean capaces de mejorar después de los 27. Así que los Azulejos contrataron a Encarnación nuevamente, como un agente libre por US$2,5 millones en 2011, con una opción del club por US$3,5 millones en el 2012.
Así fue como Encarnación siguió jugando para los Azulejos aún después de haberlo dejado libre.
Él ajustó su swing y se convirtió en una bestia, despachándose con 42 jonrones en 2012 y 36 el año pasado. Este año lleva 13 vuelacercas.