Eduquémonos y preparémonos para los terremotos

Eduquémonos y preparémonos para los terremotos

Eduquémonos y preparémonos para los terremotos

Glenis E. Féliz

De repente ha sucedido una desgracia que nos ha consternado a todos y a todas en Latinoamérica, y esa desgracia ha sido un fuerte terremoto de magnitud 7.8 ocurrido en nuestro hermano país Ecuador, siendo el sexto terremoto importante que en un lapso de tiempo de 48 horas ha ocurrido a lo largo del cinturón de fuego que bordea el océano Pacífico, tal y como lo han escrito, a través de las redes sociales, nuestros expertos en geociencias y sismicidad.

Hemos dado seguimiento a través de Twitter a todo lo sucedido en la costa noroeste de Ecuador, desde Pedernales hasta Puertoviejo y Manta, que han sido las ciudades más afectadas por el sismo, gracias a que Héctor Ygonet Céspedes, un dominicano residente en Guayaquil, quien desde el principio ha estado visitando las zonas afectadas y ha estado compartiendo sus fotos con todos nosotros para mantenernos informados.

El terremoto ocurrido en Ecuador, que hasta ahora ha dejado más de 500 muertos, y el ocurrido en Haiti el 12 de enero del año 2010, que dejó 316,000 personas muertas, son dos grandes eventos sísmicos que debían llamarnos a la reflexión, no sólo al gobierno y a nuestras autoridades competentes, sino a todos los dominicanos y dominicanas que residimos en un territorio de alta sismicidad donde en el pasado las ciudades de Santiago, La Vega y Puerto Plata han sido parcialmente destruidas, y en algunos casos totalmente destruidas.

Es bien sabido que todavía la República Dominicana no cuenta con la aprobación de una ley que obligue al Ordenamiento del Territorio, lo que indica que estamos un poco tarde en todo lo referente a la clasificación de nuestros suelos para definir sus mejores usos, y como uno de los principales usos del suelo es el urbanismo, se entiende que un Plan de Ordenamiento Territorial es fundamental para definir cuáles son los mejores suelos para el urbanismo en una zona sísmica como la nuestra, y cuáles serían los criterios constructivos a utilizar para que el día que nos llegue el próximo gran terremoto nuestras edificaciones resistan y no nos veamos en el drama vivido por Haití y en el que ahora se vive en Ecuador.

Los terremotos no son caprichos de la naturaleza, ni mucho menos responden a deseos de los geólogos y sismólogos que afortunadamente nos explican qué son los terremotos, como se producen a causa del intenso calor del núcleo de la Tierra, cuáles son sus efectos sobre las construcciones levantadas sobre suelos blandos, y qué debemos hacer antes, durante y después de un terremoto, pues esos geólogos expertos nos dicen que los terremotos se producen simplemente por una liberación de la energía elástica acumulada en los bordes de contacto de las placas tectónicas de la corteza terrestre debido a que las placas se mueven, se friccionan, chocan o penetran bajo otra placa, tal y como ocurre en Ecuador donde la placa de Nazca penetra bajo la placa de Suramérica y produce terremotos como el recién pasado, y de ahí nuestra pena al ver comunicadores y ciudadanos calificar como asustadores a los geólogos que cada día nos orientan, cuando todos debíamos estar agradecidos de que nos expliquen todo lo relativo a los terremotos para aprender y tratar de salvarnos cuando llegue el próximo sismo.

Creo firmemente que es tiempo de que reflexionemos, y en vez de querer bloquear nuestro cerebro haciéndole creer que quienes nos advierten sobre el tema nos están asustando, debíamos ponernos a buscar información sobre cómo protegernos en caso de un terremoto, y los más importante, hagamos presión para que se articule un movimiento social con el objetivo de que la mayor cantidad de personas exijamos que nuestras escuelas, nuestros hospitales y nuestras casas resistan un fuerte terremoto, y adicionalmente tratemos de prepararnos para ser voluntarios en una emergencia tan devastadora como lo es un gran terremoto en un país.

Un terremoto no es un invento de los geólogos, ni es un tema a ignorar, por lo que todos estamos en el deber de educarnos para proteger a nuestras familias y ayudar a los demás a sobre vivir durante un gran terremoto.