Todos estamos de acuerdo en que la educación formal tiene un alto valor para cualquier sociedad. Todas las familias quieren enviar a sus hijos al colegio, liceo y/o universidad para que se formen y puedan así, con la educación y titulación recibida, tener un mejor futuro. Todo esto, ¿tiene algún valor estratégico para las sociedades en las que vivimos?
La globalización en la que vivimos ha facilitado la movilización de los capitales y bienes en el mundo. Son muchos los tratados y acuerdos internacionales que se han realizado entre países. El mundo es un gran mercado donde fluyen libremente productos y servicios de todo tipo. Nuestro país también participa de esta realidad de la globalización mediante acuerdo regionales y continentales. Mas sin embargo, lo qué pasa a nivel de bienes y servicios, ¿sucede igual con el talento y el conocimiento?
Está comprobado en las diversas teorías económicas, que los países que tengan ciudadanos bien formados, competirán mejor en este gran mercado mundial.
Una pieza clave para atraer capitales e inversión extranjera es tener una masa crítica de ingenieros, profesionales y especialista que generen nuevas ideas y permitan crear nuevas oportunidades de negocios para nuestro país y nuestra gente.
Es de vital importancia que la sociedad dominicana, con todos sus actores, firmemos un pacto nacional para la calidad de la educación universitaria. Las academias, en todos sus tipos y formas, deben estar en el centro de toda política económica y social. Si logramos que nuestra juventud tenga una mejor educación superior nos convertiremos en un polo de atracción de capitales que generen empleo y bienestar económico. Pienso que sobre la base de las cosas buenas que han sucedido en las últimas décadas, podemos dar un salto cualitativo hacia adelante en este sentido. ¡Es tiempo de la universidad dominicana! ¡Juntos podemos lograrlo!