Desde el nacimiento se hace la educación sexual de los hijos a través de lo que se llama educación incidental o no intencional. Se le llama educación afectivo sexual porque se hace a través de abrazarlos, besarlos, tocarlos y amarlos.
Los niños aprenden de los padres que son sus modelos y también de los adultos que están a su alrededor, pues lo que decimos delante de los niños es información que reciben y procesan. Es un aprendizaje.
A través de la educación afectivo sexual, los niños pequeños aprenden a conocer su cuerpo, identificar emociones, cuidarse y aceptarse, desarrollar habilidades de autocuidado; y los padres son los que primero acompañan a estos niños en el proceso y luego, la escuela.
Qué hacer cuando comienzan a preguntar y comentar. Si las preguntas son acerca de sexualidad, contestar naturalmente, dar las informaciones que piden sin abundar, contestar asertivamente con frases y oraciones cortas y precisas y no exagerar, dar respuestas con amor y dando importancia a lo que preguntan o comentan con respeto, cuidando sus emociones.
Es vital enseñarles los nombres correctos de los órganos sexuales y sus funciones como todos los demás órganos, enseñarles los conceptos de público y privado para relacionarlos con partes de sus cuerpos, identificar si se sienten cómodos con las personas y actitudes de ellas y no obligarlos a dar besos y abrazos cuando no lo desean para no enviarles mensajes confusos.
Los padres deben chequear los medios de comunicación a los cuales están expuestos para que no obtengan informaciones que no estén capacitados para procesar.