La educación sexual y afectiva es importante en el infante, pues de acuerdo a su edad e interés, tenemos que ir dándoles informaciones que ellos puedan procesar.

Es importante que los niños conozcan su cuerpo y sus reacciones a diferentes estímulos, reconozcan emociones, puedan interactuar con padres o encargados acerca de sus pensamientos o dudas, lo cual evitará suspicacias y desinformaciones.

Todavía la sexualidad sigue siendo tema tabú para muchos, entendiendo que cuando se habla de sexualidad solo se refiere a la intimidad sexual y al ejercicio del coito como tal.

Sin embargo, desde que decimos nació varón o hembra, ya estamos hablando de sexualidad.
Dar información a los niños de las partes sexuales de su cuerpo, da oportunidad para que no solo el infante conozca su cuerpo, también cómo cuidarlo y protegerse de abusos o violaciones a su integridad física y moral, no dejarse intimidar por amenazas a ellos mismos o sus familiares.

Trabajar la confianza entre padres e hijos permite al niño en crecimiento, una comunicación abierta que evita muchas situaciones de peligro, ya que este tiene la soltura para conversar acerca de cualquier tema sin tapujos o vergüenza.

En estas conversaciones el infante aprende a detectar situaciones peligrosas compartiéndolas con los padres sin tener que buscar respuestas que los puedan confundir.

Cuando hablamos de sexoafectividad, nos referimos a la integración de los valores en la educación sexual del niño o adolescente, que aprenderán a unir los sentimientos de afectos con la actividad sexual, a desarrollarse plenamente sin traumas, mitos o tabúes.