Las elecciones constituyen la base de la democracia y es uno de los aspectos centrales el sistema político. Los líderes de un país se eligen mediante las elecciones, lo que indica que ellas son el rasgo distintivo de la democracia.
Pero, aunque los procesos electorales sólo representan una parte importante de la ciudadanía que, a través de ese instrumento político de legitimación de la democracia, es necesario, y considerando que, a pesar de un elemento central del sistema político, la mayoría de la población permanece políticamente “apática”.
Existe una educación que se dedica a promover la democracia, como régimen político, y como desarrollo del sistema de partidos. Esta educación se denomina “electoral”, y su misión es propender a la capacitación de todos los ciudadanos a que participen de manera responsable en los procesos electorales, tanto en sus comunidades, como al nivel regional o nacional.
La precisión del concepto de educación para la democracia no está estratificada en América Latina. Sólo digamos que, debido a la participación pasiva del voto de gran parte de la ciudadanía en los actos electorales, se ha generado un fenómeno que se llama “apoyar al gobierno” versus “apoyar a la democracia”.
Pero en la República Dominicana hay que prestarle atención a la Escuela Nacional de Formación Electoral y del Estado Civil (EFEC), que cumple un año desde su relanzamiento, al frente de la gestión del magistrado presidente de la Junta Central Electoral, Román Andrés Jáquez Liranzo, quien se propuso ser coordinador y presidente de oficio de dicha Escuela, a la vez. Sangre nueva, y además “garras”, para el cumplimiento electoral, pues la educación para la democracia no se sirve meses previos a las elecciones, sino que es necesario una campaña continua de educación electoral que conecta con la ciudadanía, como principio orientador, ofreciendo valores democráticos. Así, el voto es –en expresión libre, secreto, e informado–, la voz y la expresión de cada ciudadano.
La EFEC ha realizado un largo recorrido de sensibilización captando el interés de más de 4,677 ciudadanos, a lo largo y ancho del territorio nacional, en escuelas, y en universidades, recibiendo el claro mensaje por el cual se rige la nueva Junta Central Electoral: ser garante de la identidad y de la democracia.
La democracia, en clave de educación, sugiere que, en el pensamiento, la transición de datos, saberes, resultados, no sean reprimidos; la educación de calidad contribuye a activar los valores democráticos, en el sentido de su acción, integración y cambio.
Considerando las democracias actuales, una ciudadanía cansada y la necesidad de una enseñanza cívica, la educación democrática —y no la incivilidad de la enseñanza— serían los retos de la nueva EFEC.
Agradecer, sí, la colaboración del director y la subdirectora de la EFEC, Felipe Carvajal de los Santos y Laura Casado Ortiz, de Manuel Ramón Peña Conce, de sus autoridades, por ofrecernos los detalles de las actividades que ejecutan.
Además del eje de sensibilización de la EFEC, que se está llevando a cabo vertiginosamente, está el de capacitación y formación de sus docentes y de la ciudadanía, y el de investigación y publicaciones, que tendrá un importante impacto cuando la Escuela se convierta en un instituto de estudios de educación superior (IES).