Santo Domingo.-Ligia Bonetti, presidenta ejecutiva del Grupo Sociedad Industrial Dominicana (SID), consideró ayer que la educación es la única salida para la pobreza y recomendó a los empresarios privados a que se acerquen más a las academias para apoyar las carreras que necesita ese sector.
“Convencidos de que la educación es la clave del desarrollo, el camino a la prosperidad y la única salida de la pobreza, nuestro grupo apadrina escuelas en las comunidades donde trabajamos, tocando la educación de más de cuatro mil niños”, informó.
Al conmemorar con una misa de acción de gracias en la Catedral Primada de América el 80 aniversario del Grupo SID, Bonetti aseguró que el rol de los empresarios es crear riquezas mediante la generación de empleos y de productos que puedan ser exportados.
Afirmó que el sector empresarial tiene la capacidad de producir productos con calidad de nivel mundial y para poder exportarlos es prioritario crear marcas.
“Nosotros tenemos que pensar que República Dominicana debe exportar y necesitamos sacar nuestra marca país, porque hay muchas más personas que pueden comprar nuestros productos.
Seguiremos luchando para que el sector industrial nacional sea competitivo y esté a la par con los países de la región y de donde puedan exportar”, dijo.
Trayectoria Grupo SID
Recordó los difíciles momentos económicos, políticos y sociales que han vivido en esos 80 años, en los que el Grupo SID ha fortalecido su liderazgo, no solo al “distribuir productos y marcas de primera calidad, sino al preocuparnos por servir a nuestro país en temas de educación, salud, cultura y medio ambiente”.
Ozoria llama a la igualdad
El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, pidió ayer no dejarse imponer el esquema que ofrece la sociedad de “creer que unos humanos son más importantes que otros”.
Durante la homilía de acción de gracias por el 80 aniversario del Grupo SID, Ozoria recordó que cada persona nace con la dignidad de ser hijo de Dios y por lo tanto importante para la sociedad.
“Clasificar a las personas es dañino, no es correcto ni evangélico que los que son jefes opriman a los pueblos y los que son grandes minimicen al obrero”, dijo el arzobispo.