Educación en humanidades, derechos y deberes

Educación en humanidades, derechos y deberes

Educación en humanidades, derechos y deberes

Carlos Salcedo

Recientemente el presidente del Tribunal Constitucional (TC), Dr. Milton Ray Guevara, planteó la necesidad de ampliar el radio de acción y la eficacia del TC y lograr el cumplimiento del mandato que consagra la enseñanza obligatoria de la Constitución para formar ciudadanos y ciudadanas conscientes de sus derechos y deberes.

Hemos tenido grandes avances en el país en las últimas décadas: crecimiento sostenido (12.4 % en 2021); disminución de la pobreza; incremento del nivel de vida y la calidad de la educación primaria evidencia mejoras, aunque con señales preocupantes, en general.

Joan Antoni Melé, banquero español y promotor de la ética en los negocios, hace poco puso el dedo en la llaga: el 1 % de la población mundial tiene el 1 % de toda la riqueza y esto no es normal ni tolerable, pues estamos destruyendo el planeta. Y esto porque a pesar de tantos recursos científicos, técnicos y tanta riqueza, es la época de mayores conflictos, porque hemos perdido la dignidad humana y olvidado al ser humano.

Los estándares internacionales en materia educativa miden, sobre todo, el desempeño en literatura, matemáticas y ciencias. No se mide la educación en valores, en formación ciudadana en derechos y deberes. Dinero, crecimiento y negocios es el enfoque de nuestra educación.

¿Dónde está la formación humanística y en valores para medirlas? ¿las clases de Constitución, Biblia, Corán, Torá, Talmud, Vedas, Mormón? ¿De qué valen los avances científicos, tecnológicos y empresariales si destruimos el planeta y el ser humano?

Necesitamos un medio ambiente sano, ¿quiénes nos educan para su preservación?
Debemos diseñar y ejecutar un buen sistema educativo que incentive el pensamiento crítico, la innovación, el interés científico y tecnológico, vías idóneas para acelerar el desarrollo. Es cierto. Pero la ciencia está enfocada en una idea reduccionista del ser humano (Melé).

Sin una educación formando ciudadanos libres, instituciones sólidas, cultura de paz y de cuidado del medio ambiente, no caminaremos hacia el país desarrollado e inclusivo que queremos, y seguiremos fomentando una sociedad enferma en valores.

¿De qué vale el crecimiento económico y educación en ciencias y tecnología sin valores, sin compromiso, sin amor y sin creatividad? Para acumular números, dinero y poder. Solo redimiéndonos de lo que nos separa de lo humano, podremos motorizar el cambio por una sociedad verdaderamente mejor.