Educación debe mirar con ojos nuevos a Radio y Televisión Educativa

Educación debe mirar con ojos nuevos a Radio y Televisión Educativa

Educación debe mirar con ojos nuevos a Radio y Televisión Educativa

«¿En dónde estaba anoche que no te pude ver?

Estaba en el teatro con el cabo Miguel,

Te he dicho que no andes con ese borrachón,

Yo ando, ando y ando porque es mi corazón».

Canción popular infantil. Autor desconocido

Luego de lo ocurrido el paso miércoles con el presentador Miguel Ortega, quien renunció de la dirección de Radio y Televisión Educativa, tras colgar un video en sus Redes Sociales donde denuncia supuestas irregularidades, el Ministerio de Educación, además de investigar, debe mirar seriamente y con otros ojos hacia esa importante dependencia del sistema educativo dominicano.

El 21 de julio del 2020, cuando el país y el mundo se encontraba en uno de los puntos más altos de la pandemia ocasionada por el Coronavirus y existía la incertidumbre de la pérdida del próximo año escolar, publiqué en este mismo diario El Día, el artículo: “La Radio y la Televisión Educativa Dominicana en tiempos de pandemia: Desafíos y Oportunidades”, donde planteaba, entre otros aspectos, la importancia y el rol que debía jugar en ese momento la Dirección de Radio y Televisión Educativa (anexo enlace del artículo) https://eldia.com.do/la-radio-y-la-television-educativa-dominicana-en-tiempos-de-pandemia-desafios-y-oportunidades/.

En ese trabajo periodístico de hace poco más de un año y luego de las dificultades de conectividad presentadas por estudiantes y profesores para hacer efectivo los aprendizajes en medio de la pandemia, hablaba sobre el rol que debían jugar los medios de comunicación del Estado. Me refería de manera específica, además del Canal 4, a la Dirección de Radio y Televisión Educativa del Ministerio de Educación y su importancia en el proceso de producción y realización de los contenidos educativos para las “clases a distancia”, debido a la brecha digital existente en la República Dominicana.  Decíamos también que ese proceso, debía estar acompañado, además de productores de televisión experimentados, por un equipo de técnicos docentes especializados en suplir y supervisar, para que los contenidos pedagógicos se realizaran acorde con las competencias del currículo educativo.

Y efectivamente así lo hizo el Minerd, con buenos resultados. Sin embargo, la Dirección de Radio y Televisión Educativa, estuvo prácticamente al margen en la coordinación del proceso. Si bien es cierto algunos de sus realizadores y docentes fueron incluidos dentro de los equipos de las productoras contratadas por el Minerd para producir los contenidos educativos del año escolar que recién finaliza, no fue desde allí donde se trazaron las líneas base, ni las decisiones fundamentales.

¿Por qué ocurrió esto?  A ciencia cierta no lo sé, pero rápidamente uno puedo concluir que, las autoridades del sistema de educación pública no confiaron en la (hasta este momento desconocida) experticia de Miguel Ortega en el diseño, producción y realización de los contenidos educativos a distancia.

El señor Ortega fue designado como director de Radio y Televisión Educativa en los primeros meses de la actual gestión de gobierno; una posición donde no quería ir, entendiendo que “merecía” y aspiraba otros cargos, por ser el presentador de los mítines del presidente, más allá de su formación y competencias, tal y como está escrito en el manual de Política 01 de Macondo. ¿Lo coges o lo dejas? Lo tomó, pero nunca encajó. No era su mundo de tarimas y masas. Ahí vieneeeeeeeeeeeee el lidellllllll.

Lo que ocurrió en esa dependencia, posterior a su designación, fue la edición ampliada de una película de nauseas…risas no daba. Rápidamente y antes de su aparatoso aterrizaje, ya se habían instalado hordas que corrían por los pasillos. Yaniqueques “con cachú y mayonesa” en manos deambulaban furibundos por los estudios de radio y televisión, comediantes desahuciados de un conocido canal de televisión preguntando ¿dónde voy yo? Mientras, sin que nadie se inmutara, algunos técnicos eran levantados y sacados de las oficinas… afuera la muchedumbre pedía cabezas.

Es entonces y aprovechando esta imprevista coyuntura, donde el Ministerio de Educación debe poner sus ojos de manera objetiva en la Dirección de Radio y Televisión Educativa. Hacer una revisión del personal existente, seleccionar y formar los mejores técnicos con que cuente y contratar los guionistas, editores, productores y realizadores que necesite, para que en lo adelante, los contenidos educativos sean realizados por ese personal especializado y no tener que depender en su totalidad de compañías productoras externas que, en muchos casos, aprovechando situaciones de emergencias como la ocasionada por el Covid-19, “amarran” con el Estado contratos onerosos y sobrevaluados.

Digo lo anterior, porque si bien es cierto, en gran medida la radio y la televisión nacional se ha desarrollado sobre la base de la improvisación y el empirismo, la producción de televisión es una técnica que se estudia y el productor, además de ser conocedor de cultura general, debe manejar fundamentos de guion, audio, iluminación, escenografía y realización, en sentido general. En el caso particular del lenguaje audiovisual que se maneja en la producción de televisión educativa, esta debe ser realizada con triple cuidado ya que tiene sus características distintivas donde se debe tomar en cuenta, aspectos que rebasan la producción de radio y televisión comercial. Y sobre todo un detalle: nunca se debe producir sin el acompañamiento y supervisión de los docentes.

Señores del Ministerio de Educación, lo de Miguel Ortega, puede ser el mejor pretexto para mirar con otros ojos y darle su lugar a la  Radio y Televisión Educativa.

(*) El autor es periodista y productor de televisión