Edmundo González Urrutia, asegura que los venezolanos votaron a su favor para asumir la presidencia. Fuente externa
Madrid. – «Me veo asumiendo el cargo para el que fui votado por la mayoría de los venezolanos», aseguró este martes el dirigente opositor Edmundo González Urrutia, quien encabezó un acto, con la participación telemática de María Corina Machado, a un mes de la fecha prevista para la asunción del presidente electo en Venezuela.
Los dirigentes opositores denunciaron las violaciones de un «régimen criminal», en palabras de González Urrutia, y reclamaron que no decaiga la presión internacional para lograr la salida de Nicolás Maduro, durante un acto organizado en Madrid.
La oposición sostiene que González Urrutia es el ganador de las presidenciales y ha mostrado actas que confirmarían su triunfo frente a la autoridad electoral venezolana, que proclamó la victoria de Nicolás Maduro sin publicar documentación que lo acredite suficientemente.
«Me veo asumiendo el cargo para el que fui votado por la mayoría de los venezolanos«, aseguró González Urrutia, quien, preguntado por los posibles riesgos de su eventual regreso a Venezuela para asumir la presidencia, afirmó que «con miedo no se va a la guerra».
Exiliado en España, donde ha pedido asilo político tras denunciar fraude electoral en su país, admitió que «de momento, entre quienes aún controlan el Estado venezolano, no existe ninguna disposición de acatar la voluntad ciudadana expresada en las elecciones presidenciales».
«Eso es habitual en gobiernos de facto y también es habitual que terminen abandonando el poder a través de situaciones relativamente desesperadas o poco convencionales», agregó.
No obstante, «nuestra mano sigue tendida, dispuesta a facilitar una transición ordenada y concertada», dijo, aunque «eso no nos hace perder de vista la necesitad de seguir ejerciendo la máxima presión democrática y diplomática para concretar el cambio que los venezolanos ya decretaron».
Para lograrlo, añadió, «requerimos el máximo apoyo de las democracias» internacionales.
Un régimen en fase terminal
Para María Corina Machado, que intervino de forma telemática en el acto opositor desde Venezuela, su país se enfrenta a un «régimen en fase terminal», «peligroso, brutal e irracional», que da muestras de «desesperación».
«El régimen está profundamente dividido y fracturado», afirmó Machado.
El 10 de enero, agregó, Nicolás Maduro tiene dos opciones: «O acepta los términos de una negociación y Edmundo González juramenta y ganamos todos, incluyendo el propio régimen», o «sigue a sangre y fuego» para prolongar la «tiranía» y cometería el «peor error», porque «se incrementaría la presión».
«Otras tiranías colapsan cuando menos lo esperaban», apuntó la líder de Vente Venezuela, que criticó a quienes se mantienen «equidistantes» sobre el conflicto en su país porque, opinó, «se colocan del lado del mal».
«El 10 de enero quien está contra la pared es Maduro», insistió Machado, convencida de que se trata de una «hora crucial y decisiva para la democracia y la libertad» en Latinoamérica y de que el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos puede favorecer a la oposición porque «tienen muy claro cuál es el régimen de Maduro, de Cuba y Nicaragua», dijo.
La represión en cifras
En el Día Internacional de los Derechos Humanos y «como presidente electo» de los venezolanos, González Urrutia denunció la comisión de «crímenes de lesa humanidad» en su país.
De ahí, añadió, «la investigación abierta en la Corte Penal Internacional, que sigue su curso tras haber desestimado en marzo los recursos presentados por el Gobierno actual».
Según datos de organizaciones humanitarias, relató, durante la última década han pasado por las cárceles venezolanas por razones políticas más de 17.000 personas.
Tras las elecciones de julio repuntaron las detenciones arbitrarias y las desapariciones forzosas; se contabilizaron más de 1.900 presos políticos, entre ellos 42 adolescentes y 245 mujeres.
Las condiciones de reclusión suelen ser «extremadamente graves» y en muchos casos se llega a la tortura y el trato denigrante se amplía a los familiares de los presos.
Precisamente frenar las violaciones de Derechos Humanos serán una prioridad en una posible transición en Venezuela.
Los opositores denunciaron también el asedio que sufre la embajada argentina en Caracas, donde se han refugiado varios colaboradores de Machado y que, según la líder opositora, puede constituir un «acto de guerra» y es una «violación flagrante del derecho al asilo».
«El régimen tiene que asumir que quienes han cometido delitos de lesa humanidad van a asumir las consecuencias», zanjó María Corina Machado.