Muy pocas veces he dedicado mi columna de opinión a un reclamo en particular o hablar de las tantas injusticias y abusos a los que los dominicanos somos sometidos.
Sin embargo, vivimos tiempos diferentes y situaciones extraordinarias que están sacando lo mejor y lo peor de las personas y de algunos sectores, como es el caso de Edeeste y lo que sus usuarios están viviendo con la facturación del servicio eléctrico en estos días de aislamiento.
Desde la semana pasada los que habitamos bajo la sombra del servicio eléctrico de Edeeste -así como lo leen, a la sombra, pues es un suministro plagado de momentos de suspensiones sin razones y averías de mantenimiento programadas que se extienden por los siglos de los siglos amén-, nos electrocutamos con la factura eléctrica, que, en la mayoría de los casos, fue duplicada por mes.
Ante el clamor de todos, su defensa ha sido que, por la cuarentena, el personal que lee los medidores no salió a hacer su trabajo. Y hasta ahí estamos de acuerdo, no se debe poner en peligro a otros seres humanos en momentos que el Gobierno nos dijo “quédate en casa” y se dispuso a ayudar a los más necesitados, dejando a la deriva a la siempre olvidada y pujante clase media.
Como el personal de Edeeste no salió a la calle a leer, ellos alegan que no había un reporte real del consumo de los usuarios, pero ni cortos ni perezosos enviaron su factura de marzo-abril, que por ningún lado decía que era un estimado de consumo, ni mucho menos informaron, a través de los medios competentes, lo que habían decidido.
A mediados de este mes llegó la factura que debería corresponder al consumo del 13 de abril al 13 de mayo, pero la realidad es que Edeeste unió, en el periodo de facturación, dos meses, desde el 13 de marzo al 13 de mayo, sin previo aviso, sin una explicación y sin pasar por “GO”.
Y, al unir 60 días de consumo, lo lógico es que lo que pagamos se iba a disparar, pues hay una escalada en el costo de los kWh y, a más consumo, más caro pagas por el kWh. Como se explicó en una noticia publicada en nuestro portal digital, en el fin de semana.
Y el resultado de esto, como es mi caso y el de todos en la zona donde resido, lo que normalmente pagamos fue multiplicado por 4.
Así, en esta última factura, pagaré aproximadamente 4 veces lo que pago en un mes. Sí, es verdad que al estar en la casa todo el tiempo vamos a subir el consumo, pero entiendo que nadie puso una discoteca en su vivienda 24/7 durante la cuarentena para que le pueda llegar una facturación tan elevada.
¿Es o no un abuso? o si se puede decir una estafa. Lo peor es que, además de dar declaraciones cuando las personas empezaron a gritar, los usuarios tampoco tenemos derecho a reclamar porque -cuando logras comunicarte con su servicio- la persona que te atiende no toma la reclamación porque “no aplica”. ¿Nos merecemos esto en estos tiempos de dificultad? ¿Dónde está el Gobierno?
No sé qué es peor, si la pandemia, las situaciones que se desprenden de esta, la inconsciencia e ignorancia de la gente o sentirnos desprotegidos.