La jefa de la misión de la OEA para las elecciones de este domingo en Ecuador, la panameña Isabel de Saint Malo, desestima las denuncias de presuntas irregularidades en la preparación de los comicios, y afirma que cualquier presión que hubiera podido haber sobre el Consejo Nacional Electoral es parte inherente de los procesos democráticos.
‘Tenemos la percepción de que hoy el país está listo para que las elecciones se den como corresponden’, asegura la exvicepresidenta panameña (2014-2019) en una entrevista con Efe, en la que es su primera vez como jefa de misión de observación electoral.
Las de Ecuador serán las primeras de 2021 en América Latina, donde se esperan otros ocho procesos este año, y en una valoración generalizada, advierte contra la ‘polarización’ y aboga porque ‘la región trate de integrarse más’ y aprenda a ‘reconocer sus diferencias’.
25 personas observando
Pregunta- ¿Alguna valoración del proceso hasta ahora? Ha habido quejas en todas las direcciones.
Respuesta- Las misiones de la OEA tienen un objetivo muy claro, preciso y complejo: observar para dar fe de la transparencia y funcionamiento del proceso. Nosotros, de manera fidedigna, decimos lo que vemos. Ya si hay actores que les gusta o que no les gusta, la verdad es que no nos preocupamos por eso. Nos preocupamos de mirar las condiciones, de que (el país) está preparado, que se dan las condiciones, y damos recomendaciones para robustecer los procesos en la medida de lo posible.
Nuestras recomendaciones siempre son a la elección puntual, pero están sustentadas en un conocimiento de atrás. Las autoridades electorales (en Ecuador) han prestado atención a esas recomendaciones y han tomado acción para ir subsanando las debilidades que hemos encontrado.
P- ¿Qué equipo tienen desplegado por el país?
R- Tenemos presencia en cinco provincias. Es una misión de 25 personas, 19 de las cuales estamos en Ecuador. Nuestros técnicos han estado en el terreno desde el 14 de enero conversando con autoridades, candidatos, escuchando preocupaciones, haciendo recomendaciones.
Hemos hecho recomendaciones de índole tecnológica, por ejemplo, para fortalecer más la seguridad de los sistemas, que no sea posible manipularlos por ninguna parte, que puedan ser administrados por la autoridad para reportar lo que corresponde. En temas de ciberseguridad hemos estado muy pendientes porque es un tema muy actual, no solo en Ecuador.
P- En los comicios de 2017 hubo un apagón digital que dio pie a denuncias de fraude por parte de uno de los candidatos. ¿Qué garantías hay de que el domingo no vuelva a suceder?
R- Ese es un tema que ha estado sobre la mesa y dentro de las recomendaciones, por supuesto no solo de nosotros, también de las propias autoridades electorales ecuatorianas así como de los candidatos. Es algo que nadie quiere que suceda y las recomendaciones van en esa dirección, de revisar que los sistemas sean estables. Se han hecho simulacros y han funcionado bien.
Obviamente, el día de la elección, cuando se tiene una gran cantidad de datos, es cuando todo se pone a prueba, pero sentimos que el país está preparado, que las medidas tomadas son oportunas y tenemos fe que el sistema va a funcionar.
Sí tenemos la percepción de que, hoy, el país está listo para que las elecciones se den como corresponden.
¿Presiones de aplazamientos?
P- Desde determinados círculos políticos, derecha e izquierda, ha habido denuncias de supuestas irregularidades, incluso de presiones al Consejo Nacional Electoral (CNE) para un aplazamiento de las elecciones.
R- El hecho de que haya presiones es algo que se da en los procesos electorales, y no significa que tenga incidencia el día de la elección. Hemos escuchado (esas quejas), no le puedo decir que tengamos alguna prueba, pero la información de las autoridades electorales es que las elecciones se celebran: la mejor respuesta es que estamos a viernes (día de la entrevista) y el proceso está previsto.
P- ¿Pero le constan pruebas de esas presiones?
R- Ha sido un proceso con muchos obstáculos y litigios (pero) no conozco que sea posible eliminar presiones en procesos electorales. Lo que sí es posible es robustecer las instancias electorales para que esas presiones no tengan efecto. Cada actor (político) es libre de pedir y proponer, pero si las autoridades electorales se mantienen firmes para hacer cumplir la ley, entonces, ese es nuestro trabajo, más que disminuir presiones.
Creo que es también importante señalar que el entorno en el cual se celebran estas elecciones es complejo, en medio de una pandemia. Lo es para Ecuador y para los otros países. Hay que sentirse positivo de que, aun viviendo una pandemia, con necesidades de bioseguridad, el proceso se va a dar. Hay que darle su mérito a eso.
De hecho, la OEA ha jugado el rol de observación en varias elecciones durante la pandemia y (sus conclusiones) son parte de las recomendaciones que hemos trasladado aquí (para evitar contagios).
Baja la polarización
P- Ecuador inaugura el calendario electoral de América Latina. ¿Sirve de barómetro regional a efectos políticos?
R- Definitivamente el resultado de la sumatoria de procesos es lo que va mostrando una tendencia. No es un país (por sí solo), sino más la sumatoria. Esta es la primera elección del año, una elección importante, pero más allá de que se fortalezca la derecha o la izquierda, yo aspiro a que la región baje el nivel de polarización.
Tenemos que aprender a respetar nuestras diferencias y a encontrar nuestras coincidencias en medio de las diferencias. No importa si nuestros liderazgos son de derecha o de izquierda. Los retos de América Latina son los mismos: una región desigual, con mucha pobreza, retos en salud y educación.
He visto alrededor del mundo gobiernos de derecha e izquierda que han tenido políticas exitosas frente a eso, que es lo que importa, y malos gobiernos de derecha y malos de izquierda. No hay garantía de que un gobierno de un lado o del otro te va a dar eso.
La polarización es enorme y ha sido un año tremendo. La región tiene que mirar a tratar de integrarse más y, por eso digo, reconocer nuestras diferencias y estar de acuerdo hasta estar en desacuerdo.
P- Estoy seguro que le consta una cierta desconfianza, por parte de círculos de izquierda en el continente, en el trabajo de la OEA como parte observadora, a raíz de las elecciones de Bolivia de 2019.
R- Esta es mi primera misión. Lo que te puedo decir es que, de lo que yo he visto del equipo de trabajo de la OEA, que recién conozco, estoy suma y gratamente impresionada del nivel de conocimiento. Nuestro rol es de veeduría, observación, y ese rol tiene que basarse en datos de lo que vemos, no puede basarse en opiniones, en percepción. Tiene que basarse en evidencia.
En esa evidencia se ve o no se ve a partir de un soporte técnico. Lo que digo es que, de lo que he visto hasta ahora, el soporte lo tengo, me siento confiada, siento que tengo robustamente los elementos para que hagamos el trabajo que nos toque hacer, que es observar y decir lo que estamos viendo.
Yo no estaba en Bolivia pero la información que tengo es que, en efecto, la posición de la organización que mi equipo tomó estaba sustentada en muchísima evidencia.