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Economía de rebote estadístico

Luis Santos Burgos Por Luis Santos Burgos
Luis Santos Burgos
Luis Santos Burgos.

La crisis económica a nivel global que produjo el Covi-19, trajo consigo  la aplicación de importantes cambios y aplicaciones a niveles tecnológicos que permitió dar respuesta al proceso de aislamiento social y la interrupción que implico en el orden productivo el establecimiento del cordón sanitario para detener la propagación de dicha pandemia, cuyo impacto generó una caída del producto global de 4.3% en 2020.

En un horizonte de corto plazo y mediano, se suponía que la economía  volvería a su fase de crecimiento potencial que seguía hasta el año prepandémico 2019. En razón, que no se trataba de una crisis motivada por destrucción masiva de riqueza del tipo Schumpeteriana o como la crisis financiera global de 2008, sino por el efecto del confinamiento social que se manifestó en una reducción en la creación de valores, escaso nivel de inventario y un ensanchamiento de la deuda pública.

Una vez, iniciada la denominada fase de regularización y normalización de la economía, se experimenta un crecimiento global de 5.6% en 2021, el mayor después de la recesión de los años 30 y posterior a la segunda guerra mundial del siglo 20. En ese contexto, América Latina y el Caribe  en 2021, tuvo un crecimiento promedio de 5.9%, tras haber tenido una caída de 6.8% en 2020, produciéndose de esa manera, el rebote económico de mayor dimensión  en la historia económica contemporánea. 

En ese escenario global, la economía dominicana en el 2021, registro un crecimiento de 12.3%, luego de haber tenido una caída de 6.7% en 2020. Tal crecimiento, dado su magnitud fue promovido como un evento trascendental  nunca visto, y superior al crecimiento potencial del 5%, ignorando que se trataba de un fenómeno meramente cuantitativo, denominado crecimiento de rebote estadístico, que se produce cuando la tasa de crecimiento de una economía se ve impulsada por una base de comparación muy baja (Cepal, 2021).

Vale decir, que manteniendo constante el nivel de demanda agregada durante un periodo determinado, dividido entre años bases, cuyos valores tiendan a cero (0) o negativo (-), se origina un indicador de alta magnitud que solo se queda en la subjetividad matemática, dado que el crecimiento económico resulta de incorporar pequeñas unidades de demanda agregada, de modo,  que no implica orgánicamente crecimiento sustancial de la economía y que va seguido por caídas súbitas en los años subsiguientes.      

En efecto, el crecimiento de la economía que se produjo en 2021, no implico incremento significativo de demanda agregada y de valor agregado, sino que viene como resultado de la caída que observo la economía en 2020, por efecto de la pandemia. Sin embargo, lo que suponía un crecimiento de rebote meramente coyuntural o casual se ha convertido en una trayectoria adversa, puesto que sigue impactando negativamente la economía dominicana en los últimos cuatro años, 2020-2024. 

Desde el rebote del 12% en 2021, la economía dominicana desciende a 4.9% en 2022, mientras que 2023 apenas consigue crecer 2.2%, su peor desempeño en la fase de normalización y desde una base muy baja, logra alcanzar de manera precaria un crecimiento rebote de 5%, influido probablemente por el impulso que generó la actualización o cambio del año base 2018, faltando apenas dos meses para cerrar el año 2024. Tendencia que  pudiera empeorar en 2025, en razón de que es previsible una caída súbita similar a la operada en 2023.   

La economía global, una vez, superado el rebote estadístico del 5.6% en 2021, contrario a la economía dominicana, ha logrado mantener el nivel de crecimiento de manera consistente, por el orden del 3.3%, cada año, similar a las perspectivas de crecimiento prevista para 2025 de un 3.3%.

El caso de Centro América sigue una línea similar a la economía global, es decir,   sin rebote o sobresalto, en razón de que entre 2022-2024 logro estabilizar la economía, observando tasas de crecimiento por el orden del 3.7 y 3.6%, incluyendo la previsión de crecimiento para 2025, estimada en 3.4%.       

Un balance de la economía, permite observar que tanto Panamá como la Republica Dominicana, contrario a Centro América, mantienen una economía de rebote estadístico y una tendencia pronunciada hacia la baja en su ritmo de crecimiento, cuya perspectiva para el presente año 2025, no es muy favorable para ambos países, puesto que persiste el impacto crucial del rebote estadístico, a pesar de que para la economía dominicana, el gobierno estima un crecimiento  cercano al 5%.               

*El autor es economista, MA.

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