La lucha por el poder ha sido generadora de graves confrontaciones que ha dejado como resultado millones de muertos en los campos de batalla.
Quizá ello obedece a que muchos generales, de uno y otro bando, no aplicaron correctamente el arte de la guerra del famoso Sun Tzu, quien con pocos recursos se las ingeniaba para doblegar a los ejércitos poderosos de la época con un análisis sobre las estrategias de ataques, conocer los puntos más vulnerables del enemigo y evitar confrontaciones directas con un adversario más numeroso, entre otros.
Sin embargo, ese arte de combatir correctamente la aplican a la perfección muchos dirigentes deportivos en nuestro país, que con pocas armas morales han logrado mantenerse por décadas a sangre y fuego en sus posiciones.
El deporte dominicano requiere de cambios radicales en sus estructuras, sangre nueva, que motoricen programas que integren en masa jóvenes a la práctica de disciplinas que están en retroceso o estancadas.
Muy pocos, por no afirmar nadie, desean dar paso a una nueva generación de dirigentes, que en su mayoría han observado pasivamente como transcurren los años sin poder escalar un peldaño.
Lo que ocurre en la dirigencia deportiva es idéntico a lo que sucede en los partidos políticos, donde nadie se retira, bajo el falso argumento de que el poder no se cede bajo ninguna circunstancia, por lo que la única forma sería arrebatarlo por la fuerza.
Por eso, un refrán bastante socorrido afirma que “aquí el que no corre vuela”, y que nadie lo ponga en duda, porque hay sectores que en vez de dos, tienen “tres brazos”, pero a la larga , en su afán de lucro y poder, hasta han los han dejado “mochos”.
Es tan así, que donde se sembraba caña de azúcar, constituyendo en un momento la principal industria de exportación del país, ha devenido en una lucha a muerte por poseer como sea y a como dé lugar, a precio de vaca muerta, millones de tareas.
El parecido de estas bellaquerías en todos los sectores de la vida nacional, ya no sorprende a nadie.
¿Podemos seguir así? ¿Quien le pondrá coto?
Por suerte, todavía en todos los estamentos de la sociedad dominicana hay gente con la firme decisión de luchar en forma decidida contra estos males.