Como señaláramos en nuestra anterior entrega, un pilar fundamental de nuestra asociación política fue el principio de la “Unidad de las Razas” consignado por Juan Pablo Duarte en su Proyecto de Constitución.
Consigna Alcides García Lluberes, con base en los “Apuntes” de Rosa Duarte, las enormes dificultades experimentadas por Duarte para que parte de sus compañeros dieran aquiescencia al principio de “Unidad de Razas” llegando a ser tan extrema su desazón que “en su rapto de irritabilidad, hizo pedazos la constitución que estaba escribiendo”.
Lo antes señalado retrata de cuerpo entero la perspicacia y amplitud de miras, la actitud incluyente y el inmenso sentido de respeto por todos los seres humanos- sin importar su color o condición- que orientaron la vida y el accionar de nuestro Padre de la Patria.
Importantes documentos históricos consignan que en el momento en que Duarte articulaba su proyecto político de redención nacional, sus adversarios adscritos al conservadurismo, utilizando una táctica de propaganda aviesa, trataron de orquestar una campaña contrarrevolucionaria mediante la cual se dieron a la tarea de propagar que su pretensión y la de los trinitarios era restituir la esclavitud, endilgándole el sambenito de “ los colombianos”, es decir, seguidores de los ideales de Núñez de Cáceres, quien decidió unir el destino de su frustrado proyecto político de independencia a “ la gran Colombia” liderada por Bolívar pero sin asumir como credo político la causa abolicionista.
Manuel María Valencia, citado por García Lluberes, da cuenta de lo antes afirmado en un interesante opúsculo de su autoría titulado “La Verdad y Nada Más” al expresar que “Cuando las columnas de la tiranía vieron que se acercaba el momento de la lucha, escogitaron varios medios de producir una contrarrevolución, y como las preocupaciones de color presentaban una brecha en el muro revolucionario, trataron de introducirse por ella, persuadiendo a los negros de que el objeto de la Reforma era esclavizarlos….”.
Se explica lo escrito por Manuel María Valencia en virtud de que, como se sabe, Duarte, en un acto de perspicacia política que retrata de cuerpo entero su inteligencia superior, decide pactar con los “reformistas haitianos” quienes conspiraban internamente contra la dictadura de Boyer, lo cual acelero la caída de este y por tanto alentó la causa independentista en esta parte de la isla.
En el marco de su acendrado humanismo, de profundas raíces cristianas, no cabían en Duarte concepciones reduccionistas de la igualdad y la libertad humana, por mucho que en su época determinados sectores, como ya señaláramos – en función de sus intereses mercuriales y de clase- defendieran a capa y espada la permanencia de la esclavitud.
Tan arraigada estaba en Duarte la convicción de la igualdad intrínseca de todos los seres humanos, que la hizo manifiesta en su producción literaria, como se pone de manifiesto en aquellos recordados versos que rezan:
Los blancos, morenos
cobrizos, cruzados,
marchando serenos,
unidos y osados,
la patria salvemos
De viles tiranos
Y al mundo mostremos
que somos hermanos.