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Dos Ríos: un encuentro con la inmortalidad

Freddy González Por Freddy González
Freddy González
📷 Freddy González.

Después de un largo peregrinar, por varios países en busca de respaldo para continuar la lucha por la independencia de Cuba, el mayor y último baluarte del colonialismo español en América; incluido tres viajes a nuestro país en 1892, 1893 y 1895 año último en que concretizó y firmó con el general Máximo Gómez el 26 de marzo, el Manifiesto de Montecristi, para el reinicio de la lucha de la Guerra de los Diez años, pausada en el llamado Acuerdo de Zanjón, firmado el 10 de febrero del 1878, cae en desigual combate 54 días después de su visita al país, El Apóstol José Martí.

Hacen 130 años que un 19 de mayo del 1895 en de Dos Ríos; una pequeña localidad perteneciente al municipio de Jiguaní, en oriente de Cuba, cae mortalmente herido en un acto heroico sin precedentes, propios de hombres aferrados a sus valores y convicciones patrióticas y revolucionarias como las que profesaba el líder principal de la lucha por la independencia del pueblo cubano.

José Julián Martí Pérez (José Martí), uno de los más grandes pensadores latinoamericanos de todos los tiempos, quien, en el campamento de Vuelta Grande, junto a los generales Máximo Gómez, Bartolomé Masó y Antonio Maceo, arengaban a las tropas Mambises antes del combate contras tropas coloniales españolas que lo superaban en números y armamentos, lo que nunca fue óbice para que mermara el entusiasmo patriótico de las fuerzas revolucionarias.

En dicho encuentro, luego del general Gómez, Martí “hablo con verdadero ardor y espíritu guerrero”, lo que podría haber condicionado la decisión que finalmente le costó la vida, pese a que se le había recomendado mantenerse a resguardo preservando la cabeza política e ideológica de la revolución.

Pero Martí, al contemplar los rudos combates que se escenifican ante su mirada, decidió romper con la inercia en que se encontraba y ordenó una lucha contra las tropas españolas con las que se batían Gómez y Masó, ordenando al ayudante de este último, Ángel de la Guardia, marchar con él diciendo, tal vez sus últimas palabras: » Vamos a la carga joven», emprendiendo una veloz carrera con su revólver en las manos, seguido por Ángel de la Guardia, en el entendido, que este gesto de valor inusitado animaría a las armas cubanas a mantener la moral y el espíritu de lucha.

En esta carga, una compañía española apostada cerca del río Contramaestre, abre fuego matando al caballo de la Guardia e hiriendo al de Martí, quien cae herido en el rostro y todo intento por parte de la Guardia y demás combatientes de rescatar el cuerpo ensangrentado de Martí, resultó imposible dado el conocimiento previo de los españoles, de quién se trataba y la superioridad numérica de las tropas coloniales.

Su cuerpo fue enterrado sin las honras fúnebres, ni los honores de sus compañeros de armas, en Santiago de Cuba el 27 de mayo de 1895.

De todos los próceres de la independencia de nuestra América, es Martí, el de más profundidad política e ideológica, su pensamiento no se limitó a la lucha por la independencia de Cuba, fue anti colonialista, anti imperialista y anti esclavista. De ahí su grandeza.

Al cumplirse ciento treinta aniversarios de su caída en combate en Dos Ríos, los hombres y mujeres de América que han luchado y luchan por la soberanía y la independencia de nuestros pueblos debemos expresar la solidaridad con el pueblo cubano de Martí, diciendo “NO AL BLOQUE CRIMINAL” con el que los gobiernos estadounidenses han pretendido por 64 años doblegar su decisión de ser libre o morir como les enseñó el Apóstol.

Con su muerte en Dos Ríos, Martí pasa de la vida terrenal a la inmortalidad, ocupado un lugar privilegiado entre los grandes de América.

¡Loor eterno a su memoria!

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