Dos golpes muy contundentes

La muerte es un proceso biológico que marca el final de la vida, y aunque durante siglos el hombre ha empleado recursos de todo tipo para detenerla, no le ha sido posible, y hasta ahora solo ha logrado extenderla por cortos periodos, por lo que sigue siendo un suceso inevitable e impredecible.

Aunque muchos entienden que la muerte es la prolongación de la vida, pero en otra dimensión, la realidad es que nadie ha regresado del “viaje”, a pesar de que muchas doctrinas religiosas, afirman que es posible mediante la reencarnación.

Y es que la muerte, el fallecimiento, o el deceso, como usted quiera definirla, es un acontecimiento que todos tratamos de esquivar de una u otra forma, ya que existe la creencia de que al mencionarla, se le ubica cada vez más cerca.

Es muy difícil referirse a la muerte, cuando toca a personas con las que se ha tenido un trato amigable, y es mucho más dolorosa cuando ese fatal acontecimiento ocurre inesperadamente

Eso sin más ni menos, fue lo que ocurrió con la partida al más allá de dos portentos del deporte dominicano, nuestro querido profesor Gioriber Arias, uno de los principales promotores del voleibol femenino, lo que le valió la inmortalidad, y la del reportero gráfico Carlos Alonzo, profesional a carta cabal, quien por décadas realizó un trabajo extraordinario en los medios de comunicación.

La partida de ambos es muy dolorosa, aunque algunos al paso del tiempo, por la tradición monoteísta que comparten el cristianismo, el islam y el judaísmo, sostienen que la muerte es la simple separación del cuerpo y el alma, siendo el primero perecedero, y la segunda eterna y elevada.

Otras corrientes sostienen que si no se produjera la muerte, la vida carecería de sentido, pues no tendría límites y nos daría igual cualquier cosa que sucediera y se convertiría en una agonía.

Usted puede estar a favor de una u otra corriente de pensamiento, pero la realidad monda y lironda es que cuando llega la muerte, se producen sensaciones muy desagradables.

A los familiares y amigos de Gioriber y de Alonzo, decirles que aunque es muy difícil, asimilar sus pérdidas, ese es el trayecto por el que transitaremos todos.