Dos cabezas huecas

Dos cabezas huecas

Dos cabezas huecas

Hugo López Morrobel

Mientras la mayoría de los dominicanos y de otros países del área están inmersos en la Serie del Caribe que inició anoche en Culiacán, México, llama poderosamente la atención la guerra intensa de egos que libran con armas de todos los calibres LeBron James y Charles Barkley, dos figuras inmensas del mejor básket mundial.

Y es penoso observar en sus agrias polémicas los bajos instintos que exponen empleando todos los medios a su alcance.

Esas acusaciones y contra acusaciones demuestran que tienen la cabeza “hueca” y que están huérfanos de asesoría. LeBron llama “resentido” a Barkley, tras comentarios de este último en su papel de comentarista, que entiende lo perjudican, al cuestionar su trabajo en la última derrota de los Cavaliers.

Esta guerra desaforada entre estos dos astros por motivos de poca monta es una muestra de que, cuando se logra el estrellato, hay que tener muy bien puesta la cabeza y poseer un cerebro en equilibrio, para asimilar los triunfos y los reveses.

Además, también sacar a relucir, a estas alturas, sucesos de vieja data no es mas que falta de una mente amueblada para asimilar los elogios, pero también las críticas.

Es una lástima que estas dos figuras de dimensión universal caigan en esas debilidades, que lógicamente son producto de inmadurez mental.

La situación ha generado tal virulencia que James hasta desafió a Barkley a un enfrentamiento físico, cuando le advierte : “Él sabe dónde encontrarme, porque de algo de lo que siempre he estado orgulloso es que nunca me he escondido de nada ni nadie”.

Lo mejor que pueden hacer para minimizar este pleito de baja ralea es buscar a un moderador, que lo tenemos aquí presidiendo desde hace años todas las comisiones.

Mientras el hacha va y viene, ojalá que la sangre no llegue al río.

En tanto aquí, en el patio, los liceístas quieren traer el título de la Serie del Caribe, pero como fanáticos al fin, los contrarios, en su gran mayoría, están apoyando a otros países, porque para ellos s importante no oír “la cuerda” de los seguidores añiles, verdaderos especialistas en esa materia.



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