“Don´t Look Up” (No mires hacia arriba) es una película rodada en EE. UU. en 2020, durante la pandemia, y estrenada recientemente, en pandemia, con preeminencia de las variantes Delta y Ómicron. Pero, su pertinencia para estos tiempos no se reduce a ese hecho.
Es, además, una película que refleja la degradación ética de la sociedad y la actitud servil de los medios de comunicación masiva y personal, porque incluye los artefactos digitales individuales (Smartphone) y las redes sociales frente a la voracidad del consumismo delirante, las manipulaciones políticas del populismo de Estado (que da igual si de derechas o de izquierdas, una farsa, al fin y al cabo), la infoxicación (exceso de información o hiperinformación) y la terrible banalidad del estilo de vida impuesto por la sociedad paliativa, la sociedad del rendimiento, la autoexplotación y el dopaje laboral, la sociedad neuronal, para definirla con conceptos de Byung-Chul Han.
Una película pandémica y satírica, producida por Hyperobject Industries y Bluegrass Films y vendida a Netflix por Paramount Pictures. Vista, además, en momentos de confinamiento familiar, nada más propicio a la ocasión.
La dirige Adam McKay y es protagonizada por Leonardo Di Caprio, un activista ambientalista comprometido en la vida real, y Jennifer Lawrence, acompañados de un elenco que comprende a la legendaria figura de Meryl Streep, entre otras.
En pocas palabras, retrata con sarcasmo la indiferencia del Estado norteamericano, especialmente en los desafiantes, desconcertantes y teatrales tiempos de Donald Trump, y de los medios de comunicación ante la amenaza real de la crisis climática y el calentamiento global.
Si bien, en tanto que obra de arte, como cine, la película se apoya en una hipérbole, una transgresión de lo real, no es menos cierto que refleja, en su propia trama, la gran verdad de la posverdad, es decir, la mentira monda y lironda de la gran mentira, la falsedad de la era posfactual que vivimos, susceptible de la alteración, del control manipulado de la información, degradada como desinformación, pero entregada a las masas como un dato incontrovertible, como lo fáctico, como lo que prefigura el destino.
Es un retrato fiel de la alienación del sujeto en la urdimbre de lo virtual, postergando a un segundo plano lo real. Para esta ideología, cognitivamente distorsionada, la realidad está en las redes sociales, en la información manipulada, que considera información sin más, no en los hechos concretos o la ciencia.
Al ridiculizar la advertencia científica en torno al riesgo cósmico que representa el impacto de un cometa de enormes proporciones sobre el planeta Tierra y la catástrofe planetaria que ese choque implicaría; al hacer caso omiso, desde la Casa Blanca y el gigante tecnológico BASH, a lo que la Oficina de Defensa Planetaria de la NASA y la comunidad científica internacional advierten, se manifiesta la prevalencia de los intereses políticos, económicos y tecnológicos, como también la escenificación del riesgo y la desinformación capciosa en los medios, sobre todo la televisión y las redes sociales como pantallas de la cultura Online.
Salvar la humanidad del riesgo de extinción es menos importante que la elección de un cargo público, el lanzamiento de un teléfono celular, la fractura amorosa de dos figuras mediáticas, “influencers” o “youtubers”, los empleos que podría generar el contenido material del cometa, entre otras banalidades inherentes a las políticas de vida que descansan en la inmediatez virtual y el déficit de auténticos valores humanos.
Una catástrofe apocalíptica que destruiría la civilización y la humanidad es algo que el modelo consumista actual construye día a día, pero sobre lo que mienten los medios y las redes sociales. “Don´t Look Up” denuncia un tipo de negacionismo factual.