Nunca imaginé que una pregunta tan sencilla sería capaz de destruir una persona en un instante.
Ayer mientras me arreglaba las uñas, en un intento de romper el hielo, la joven manicurista me preguntó que dónde estaban mis padres, dónde vivían… me quedé perpleja por un momento y sentí que el mundo se me vino abajo mientras respondía con mi voz entrecortada “los dos fallecieron”. Hubo un momento incómodo, ella bajó la cabeza como avergonzada y tímidamente me miró y me pidió disculpas, mientras yo suplicaba en mi interior no comenzar una escena de llanto. Sentí que mi cabeza era aplastada por la presión que me ejercía esa pregunta.
La muerte de un familiar es algo muy difícil de aceptar, pero el fallecimiento de un padre es algo desgarrador, yo no entendía el llanto de algunos adultos mayores que conozco que no contenían sus lágrimas al hablar de sus progenitores ya fallecidos, sin embargo, ahora puedo experimentar su dolor. No es fácil aceptar y asumir que los que te dieron la vida ya no existen, ya no habitan en este mundo.
Mi papá murió hace dos años y mi mamá falleció hace unos meses, ambos murieron de cáncer, lo que me ha llevado a ser un poco más prevenida y mis consultas médicas rutinarias se han convertido en un mar de llanto al completar mi historial médico, pues cuando llega la parte de la historia familiar, cuando los médicos me preguntan por mi papá y mi mamá, me doy cuenta que no estoy preparada para hablar de su fallecimiento.
No importa que tan adultos seamos, cómo haya sido nuestra relación con ellos, cuando un padre fallece se lleva una parte de nuestra alma, una parte que jamás volverá.
La Navidad es una celebración muy bonita, hay muchas luces, fiestas, dinero en las calles, pero para algunos es una época de tristeza y depresión, pues les llegan los recuerdos de familiares que ya fallecieron. Pronto será el día de Nochebuena y sé que será difícil no ver en nuestra mesa a nuestros seres queridos, por lo que envío todo mi amor a esas personas que hoy lloran a sus familiares, no es fácil, sé que no la están pasando bien, pero para nuestra tranquilidad, algún día nos encontraremos de nuevo y nos alivia saber que nuestros familiares descansan de sus enfermedades y de todo sufrimiento.
Quiero desearles muchas felicidades y que así como nació Jesús, que nazca en nuestros corazones la empatía, el amor por la patria, por la humanidad y nuestro deseo de mejorar este mundo. Un abrazo y disfruten las celebraciones, recuerden no manejar si consumen alcohol, el 2022 viene potente y nuestros sueños se van a cumplir, así que evitemos los excesos. Un abrazo a la familia dominicana y de todo el mundo y que el 2022 sea el mejor año de todos.