Según la Real Academia de la Lengua Española, traición es la “falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”.
Con respecto al tema migratorio, para identificar los traidores, debemos ver quiénes están cometiendo faltas en sus deberes; quiénes no están haciendo la labor para la cual les hemos depositado nuestra confianza.
Es peligroso confundir al enemigo: podemos disparar al inocente, y sin darnos cuenta servir a los perversos intereses de nuestro adversario. Atacar al muñeco de paja mientras el rival nos apuñala por la espalda.
Para ganar cualquier lucha, lo primero es tener claro contra quién se lucha.
¿Quiénes son los que están en el deber de custodiar nuestra frontera y hacer cumplir las leyes migratorias? Les daré una pista… Cuando un presidente toma posesión hace el siguiente juramento, contemplado en el artículo 127 de la Constitución dominicana: “Juro ante Dios y ante el pueblo, por la patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, proteger y defender su independencia, respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos y ciudadanas y cumplir fielmente los deberes de mi cargo”.
¿Quiénes están faltando a su compromiso con Dios y con el pueblo? ¿Quiénes son los traidores a la patria? No confundamos ni nos dejemos confundir.
Son los gobernantes en quienes depositamos nuestra confianza de velar por nuestra libertad y soberanía; es a ellos que les pagamos con nuestros impuestos para que cumplan y hagan cumplir las leyes. Son ellos los que quebrantan nuestra confianza y faltan a su deber jurado ante Dios y el pueblo.
Tengamos claro que la lucha contra la corrupción y la impunidad, es también una lucha por nuestra soberanía y nuestra patria. Tenemos el irrenunciable compromiso de enfrentar esos males, al sistema que los promueve y a los individuos que los personifican.
Todos los que aman este país y les duele esta patria debemos ir este domingo 28 de enero frente al Palacio Nacional a exigir el fin de la corrupción y la impunidad. Ahí es que están los verdaderos traidores. ¡Allá nos vemos!