¿Dónde está Agripino?

¿Dónde está Agripino?

¿Dónde está Agripino?

Agripino Núñez Collado ha sido por muchos años el referente de la mediación en los temas discordantes que enfrentan sectores del país, y posiblemente muchos lo conocemos más por eso que por su posición de líder religioso de la Iglesia católica.

Ante las confrontaciones entre los dos principales líderes del partido oficialista, que mantiene en un estado de incertidumbre a todo el país, es notoria la ausencia de una figura imparcial, con alto nivel de credibilidad y valoración social que pueda interceder para evitar que las cosas no lleguen a situaciones peores.

En el PLD parece insanable la relación entre las facciones de Leonel Fernández y Danilo Medina, debido a que cada día se agregan nuevos elementos al enfrentamiento, los cuales alejan la posibilidad de que una de las partes ceda y deje a un lado el objetivo que los mantiene peleándose dentro de la casa familiar, que es, para unos, el deseo de retener el poder, y para otros la sed de alcanzarlo.

Los morados han perdido el glamur que les caracterizó en el pasado reciente, cuando era difícil que sus diferencias internas salieran de la casa. Hoy no se diferencian de los perredeístas, que fueron de los primeros en implementar la metodología de “matarse” entre ellos.

Planteada la situación de crisis que vive el Partido de la Liberación Dominicana, que a la vez se extiende a toda la sociedad, es lo que me lleva a preguntar: ¿dónde está Agripino?

Hace tiempo que no sabemos nada de monseñor en el escenario público. Si mal no recuerdo, sus últimas apariciones fueron en la comisión designada por el presidente Danilo Medina para investigar sobre las plantas de Punta Catalina, y su mediación en las negociaciones por el pacto eléctrico.

Claro que hace falta un Agripino, porque hasta ahora no contamos con una figura que pueda ocupar su espacio, en el ámbito político, el religioso, empresarial o de la sociedad civil. Y justamente, en estos momentos el país necesita de alguien capaz de devolver el sosiego alterado por los enfrentamientos internos de los peledeístas.

Entre ellos no aparece alguien que haga las funciones de mediador, porque aparentemente los imparciales han preferido ver desde fuera los feos episodios que protagonizan militantes en los diferentes escenarios.



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