Dallas, Texas.-Un fenómeno. Luka Doncic es el maestro del registro interno. Cuenta, ahora, con un Kyrie Irving punzante, eléctrico, talentoso al extremo, que le permite cargar con el mundo Mavericks cuando busca salir a la superficie a respirar.
¿A qué le decimos registro interno? A saber absolutamente todo lo que ocurre alrededor. Es una mirada 360° de las cosas.
No solo saber dónde se ubica cada compañero en la cancha, algo que se evidencia con sus pases imposibles, sino también las emociones que los circundan.
Cómo durmieron la noche anterior, cuándo alguien está asustado, cuándo está encendido, cuándo quieren el balón y cuándo preferirían esconderse en lo más profundo del banco de suplentes.
Doncic sabe todo, horas de vuelo, pero también es un reloj natural que lo lleva a ser un maestro del control de los sentidos.
Es, lo que se dice, un director de Teatro Ciego: un modo de comprender el entorno sin imagen valiéndose de otros sentidos tales como el oído, el olfato, el gusto o el tacto. Es un lanzador de cuchillos que utiliza una venda en los ojos y se divierte.