Doña Ramona, un ícono de servicio

Doña Ramona, un ícono de servicio

Doña Ramona, un ícono de servicio

He sido un admirador declarado de “Doña Ramona”, aquella señora que aun cumpliendo a cabalidad el rol tradicional de madre y esposa era una de las más respetables activistas sociales de Cristo Rey y todos sus entornos.
No la sentía que trabajaba para ganarse un espacio social o tener un reconocimiento público. Doña Ramona era una verdadera líder porque el servicio era la motivación primaria de su accionar.

Era una mujer dulce, tierna, firme y dinámica, sin abundancias económicas, pero con tal riqueza del alma que era una especie de madre colectiva para la gente del sector El Caliche, detrás del cementerio de Cristo Rey.

Sabía que a la comunidad había que organizarla, no para quejarse, sino para enfrentar los problemas comunes. Con esa visión, puso su empeño en fundar la Sociedad de Desarrollo de El Caliche (Sodeca) y en la construcción de la capilla de El Caliche, bajo la dirección del entonces padre Camilo, párroco de la parroquia San Pablo Apóstol.

Muchas veces la vi triste, preocupada, pero nunca la vi amargada.

Doña Ramona le servía a Dios, le servía a su gente, le servía a su país.

Ese es el modelo de activista social que admiro por su desprendimiento, la firmeza de sus convicciones y la ausencia de agendas ocultas.

Doña Ramona fue un faro que iluminó a muchos, especialmente jóvenes en El Caliche y en gran parte de Cristo Rey.
Esas son de las gentes que hacen patria, las verdaderamente necesarias.

Prefiero no ponerle apellidos a doña Ramona, porque ella es un ícono que representa a muchas otras personas que tienen como prioridad el bien común, servir, construir un mejor mundo y sonreír en el intento.



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