SANTO DOMINGO.-A raíz de la situación por la Covid-19, se evidencian cambios significativos en el comportamiento de la sociedad, ahora el dominicano se da el permiso de vacacionar, ahorra para ello y se organiza.
Para Mary Lisbeth Núñez, analista de la investigación y estudiante de Sociología, los dominicanos forman parte del llamado globalismo y los cambios que como sociedad han enfrentado luego de la pandemia son sumamente radicales y dentro de ellos la libertad y la valorización de esta ha permutado
“Porque como sociedad lo que vivimos fue una encarcelación voluntaria que nos demostró que el mundo no consistía solamente en trabajar, sino que hay otras realidades que también existen, que el estilo de vida puede ser afectado por situaciones externas que no pueden ser controladas y que vacacionar no debe ser visto como un gasto sino, como una inversión de bienestar”, afirma.
Tanto en el continente asiático como el americano son de los destinos favoritos de los milenial.
Al evaluar el panorama y las tendencias actuales sobre el interés de viajar del dominicano, pasa balance de esta realidad, sobre la base de un análisis sociológico que indica que este cambio de mentalidad que se origina de forma abrupta en la pandemia, podría decir que ha sido un factor sumamente importante para que la sociedad dominicana decidiera vacacionar de forma frecuente y no asumiera el disfrute como un gusto, sino como una necesidad.
Cree que la sociedad actual concibe la idea del derecho a vacacionar y un ejemplo de ello, es el bono vacacional, que se entrega en la mayoría de las empresas, esta idea moderna, que mirada detenidamente ya no tiene una perspectiva de disfrute, sino de obligatoriedad, es contemplada y amparada por la ley, el criollo o el ciudadano dominicano que se inserta en el mercado laboral en primera instancia, no solo obtiene un trabajo, sino un estilo de vida que antes no se contemplaba, y que lo absorbe no solo haciéndolo parte de su vida, sino defendiéndolo, lo cual va creando esta necesidad que a la vez la va reproduciendo y plasmando culturalmente.
Un paradigma social
Este despertar de viajar y coleccionar momentos, es una realidad, pues asegura que el nuevo paradigma social no consiste en acumular riquezas, sino experiencias.
“El turismo se inserta dentro de las necesidades de expansión económica, social, cultural, política y territorial de las sociedades occidentales, la generación Z y la milenial se caracterizan por no crear vínculos fuertes, sino que valoran más el disfrute de nuevas experiencias y rechazan todo aquello que no les permita vivir experiencias diferentes, concentrando todo su esfuerzo en la colección de momentos, especialmente viajar, aventurar, romper con las barreras y ser testigos de realidades distintas a las de su país de origen”.
Turistas eligen destinos ricos en historia y cultura milenaria.
Realidad palpable
La joven experta manifiesta que el interés en conocer otros países latinos o europeos ha ido a un ritmo vertiginoso, las conversaciones en ciertos ambientes sociales han sufrido ciertos cambios, ya que no se están fundamentando en cómo está la familia, ni si te vas a casar, sino, ¿en cómo te fue en el viaje?, planifiquemos un viaje y métodos para lograr ese viaje.
Núñez aduce que el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, en su libro “Modernidad líquida”, describe un escenario que invita al movimiento, al flujo y a la búsqueda de nuevas experiencias, pero sin echar raíces en ningún lugar concreto.
El ciudadano del mundo, como lo define Bauman, ansía la sensación de búsqueda continúa sin un fin concreto, salvo el propio movimiento en sí, es decir, que este interés es propio de las nuevas personalidades líquidas, de la cual la sociedad dominicana es parte y ese interés no se da fortuitamente, sino que es una construcción de aquello que no es nuestro, pero que ha sido absorbido los últimos años por las facilidades tecnológicas y de conexión actuales.
Desde la antigüedad
— Vivir aventuras
Vacacionar y vivir experiencias novedosas es la ruptura de la cotidianidad de manera planificada, la necesidad humana de conocer y vivir nuevas experiencias no es propia de la modernidad, sino que data de la antigüedad.
