ITALIA.-Aunque los inmigrantes dominicanos se encuentran dispersos en la ciudad de Nápoles, es en el barrio Borgo, o “barrio latino”, donde se localiza una gran cantidad de ellos.
En este barrio conviven muchos dominicanos junto a brasileños, peruanos, colombianos, salvadoreños, cubanos e inmigrantes de otros países latinoamericanos.
Se puede decir que este barrio constituye, prácticamente, un asentamiento de buena parte del conglomerado de migrantes latinoamericanos en Nápoles.
Los inmigrantes dominicanos del “barrio latino” no lo crearon, lo encontraron constituido, y formado por algunos trabajadores locales pertenecientes al sector informal de la economía napolitana.
Los dominicanos y dominicanas del barrio son trabajadores, algunos de ellos también del sector informal, son trabajadores con bajos ingresos, son individuos precarizados que tienen la rutina de ir de la casa al trabajo, y viceversa.
Poca diversión
Son personas sin tiempo para mucha diversión o para integrarse a actividades sociales, culturales o deportivas. Su estilo de vida está marcado además, porque se privan de ciertos entretenimientos y gastos, a los fines de reunir dinero para hacer envíos y para acumular para hacer un viaje al país, de tiempo en tiempo.
Sus sueños, sus expectativas no están centrados en cuestiones locales, sino externas, están centradas en viajar al país.
Para cubrir gastos de viaje hay inmigrantes que recurren a connacionales que tienen otras entradas, mediante el negocio no público ni permitido en Nápoles, de prestar dinero personalmente.
Con esperanza del volver
Los inmigrantes dominicanos en Nápoles viven el fenómeno de la “transitoriedad” permanente, pues la mayoría de los que emigran piensan que la misma tendrá un carácter temporal, sin embargo, cada vez se hace más difícil el retorno a lo anterior.
Las condiciones de vida de algunos pobladores dominicanos del “barrio latino” los hacen experimentar una marginalidad social, condición no ocasionada por actitudes discriminatorias en Nápoles, sino por la precaria realidad socioeconómica en que se desenvuelven.
Pero esta marginalidad, ni por asomo se asemeja a la pobreza crítica observada en algunos inmigrantes africanos o serbios a los que se puede ver pidiendo monedas en las entradas de iglesias o de supermercados.
Este barrio, que se ubica en el centro de la ciudad de Nápoles, próximo a mercados, presenta un aspecto deprimido, con respecto a otras zonas de la ciudad, también desde el punto del aseo.
En medio de él se levantan viejos edificios, donde sus amplias cuadras están demarcadas por estrechas calles con grandes adoquines de cemento pulido.
Poco espacio
La forma en que está edificado el barrio, respecto a sus apartamentos, no facilita la integración social de sus pobladores, pues no viabiliza una abierta comunicación entre un apartamento y otro. Entre los apartamentos no hay espacios para ser compartidos colectivamente, o para propiciar el encuentro.
En el barrio se pueden encontrar negocios tales como “mercatinos” (tendederos para la venta de los más variados artículos), tiendas para vender frutas, vegetales y flores, colmados, barberías, salones de belleza, farmacias, bares-café, etc.
En el barrio se da el problema de cierta acumulación de basura debido a la proliferación de comercios en el mismo y por la estrechez de sus calles.
La Camorra napolitana
Pero un problema de mayor envergadura lo constituye el dominio que ejerce en algunos aspectos y puntos del barrio, la “Camorra napolitana”. Uno de estos dominios se da en el plano de las “cuotas” que imponen a negocios, individuos de la señalada organización.
Negocios dominicanos
En el “barrio latino” hay varios negocios de dominicanos, entre ellos un pequeño bar-café llamado “Rayo de Sol”.
La propietaria del lugar es una dominicana que emigró a Nápoles hace 40 años.
Próximo a este bar se encuentra una discoteca con un pequeño espacio, conocida popularmente como “mambito”.
Ante la ausencia de grupos organizados o asociaciones dominicanas, entidades como las anteriormente mencionadas juegan el rol de relacionar, cuando menos a algunos inmigrantes dominicanos residentes en el barrio. Igual papel desempeñan barberías, salones de belleza, colmados y otros.
Como aquí
— Variedad
En el barrio se pueden encontrar negocios tales como “mercatinos” (tendederos para la venta de los más variados artículos), tiendas para vender frutas, vegetales y flores, colmados, barberías, salones de belleza, farmacias, bares-café, etc.
Emprendiendo entre bachatas y mangú
Sabor criollo. En el “barrio latino” se ubican varios negocios de dominicanos, entre ellos un pequeño bar-café llamado “Rayo de Sol”.
En su interior se exhibe una bandera dominicana y un cuadro de arcángel san Miguel.
En este bar lo que suena es bachata, salsa y dembow. Se hace comida criolla y se juega dominó.
La propietaria del lugar es una dominicana que emigró a Nápoles hace 40 años.
Próximo a este bar se encuentra una discoteca con un pequeño espacio, conocida popularmente como “mambito” establecida también para el entretenimiento de dominicanos, dominicanas e italianos.