SANTO DOMINGO.- El gobierno dominicano renovó por 10 años la prohibición de la caza, matanza y comercialización de cuatro tipos de tortugas, incluida la carey, que se encuentran entre las especies protegidas, informaron el miércoles las autoridades.
La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) está en peligro de extinción y durante años fue cazada de forma ilegal para utilizar su caparazón en artesanías que se vendían abiertamente a los turistas en hoteles, aeropuertos y tiendas en las playas dominicanas.
«Hemos estado trabajando con los artesanos y ya ellos saben que está prohibido» el comercio de carey, dijo a la AP Ivelisse Figueroa, encargada del departamento de Regulaciones y Controles de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente.
La Presidencia emitió el martes un decreto en el que prohibe por 10 años la caza, matanza, recolección de huevos y comercialización de tortugas caguamo, carey, tinglar y verde.
La medida es la renovación de la veda de 10 años que la Presidencia había impuesto en 2001, explicó Figueroa. Además de la veda presidencial, la caza y comercialización de tortugas está prohibida desde 2004 por la ley de medio ambiente local y desde 2007 por el acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Centroamérica.
Pese a las prohibiciones, el continuo comercio en centros turísticos de artículos artesanales elaborados con carey, como pulsera, bolsos, peinetas e incluso tortugas disecadas, generó que la estadounidense Humane Society Internacional demandara en 2007 a República Dominicana bajo los preceptos de acuerdo comercial.
La organización insistió a principios de 2011 que el gobierno dominicano no había hecho lo suficiente para proteger a las tortugas.
El Ministerio de Medio Ambiente ha confiscado desde 2009 más de 5.000 piezas de carey de tiendas para turistas y ha realizado talleres con artesanos para que eliminen de su oferta todos los productos provenientes de las tortugas, informó la institución.
«Los artesanos han encontrado un sustituto y hoy no hay carey en las tiendas», aseguró Figueroa. Según el Ministerio de Medio Ambiente y la secretaría de asuntos ambientales del CAFTA-RD, ya a principios del 2011 se había registrado una «disminución significativa» del comercio de carey y en su lugar surgió la oferta de artesanías hechas con insumos alternos, como cuernos y hueso de vaca y cáscara de coco.