BÁVARO.-En un lujoso rincón de República Dominicana, rodeado de las brisas tropicales de Bávaro, encontramos el hotel Lopesán Costa Bávaro. Pero más allá de sus playas de arena blanca y aguas turquesas, se esconde un mundo de deleite sensorial: Baco, el santuario del vino dentro del complejo turístico.
En una cultura donde el vino se arraiga cada día más, Lopesan Costa Bávaro ha emprendido una iniciativa innovadora para ofrecer a sus huéspedes una experiencia excepcional: catas privadas, exclusivo servicio sumerge a los visitantes en un mundo de deleite sensorial, con una selección de aproximadamente 3,000 botellas.
Este concepto de cava en un hotel, surge como un valor agregado para los huéspedes que buscan catas privadas y la posibilidad de sumergirse en la esencia misma del vino.
Con cada paso en el elegante salón de cata, los amantes del vino están acompañados por el dedicado sommelier Domingo Antonio Abreu Díaz.
La primera fase, nos cuenta Abreu Díaz, es la visual. Filas y filas de botellas, cada una con su historia única esperando ser contada. Sus tonos dorados, rojos y púrpuras prometen aventuras aún por descubrir.
Luego le sigue la fase olfativa, cuyo torbellino de aromas transportan entre notas frutales frescas hasta los toques terrosos y ahumados, donde cada copa es un universo en sí misma.
Abreu Díaz, con su conocimiento experto, guía a los catadores a través de un laberinto de matices, revelando los secretos ocultos detrás de cada aroma.
Sin embargo, explica, es en fase gustativa donde la verdadera magia sucede. Cuenta con emoción: “Con cada sorbo, se puede viajar hacia las laderas de los viñedos, al sol acariciando las uvas maduras.
Cada vino tiene una historia que descubrir, desde los clásicos elegantes hasta los innovadores experimentales. Aquí se aprende a apreciar cada matiz, cada textura, como un verdadero arte”.
Entre sorbos y risas
Entre sorbos y risas, Abreu Díaz también comparte los secretos detrás del vino. Desmitifica mitos arraigados, desafiando las creencias convencionales y revelando la verdad oculta detrás de cada botella.
“Aquí podemos confirmar que el valor de un vino no reside en su edad, sino en su calidad y elaboración. Que la verdadera excelencia no se limita a la apariencia de una botella, sino al corazón de su contenido”, afirma.
Él asegura que las catas privadas en Baco no sólo son una experiencia sensorial, sino una lección de vida, donde se descubre que el vino no sólo es una bebida, sino un vínculo entre culturas, un puente entre pasiones.
En definitiva, nos cuenta, “las catas privadas en Baco no son sólo una experiencia, sino un viaje inolvidable a través de los sentidos, una aventura que perdura mucho después de que suceda el último sorbo”.
Afirmación
— Salón de cata
Para Abreu, Baco es más que un salón de cata, “un lugar donde los sueños se hacen realidad, los sabores se convierten en memorias y el vino siempre fluye como el río de vida”.