Un terrible dolor de espalda, rodillas, tobillo o artritis te ha sacado de tu vida cotidiana y te ha mandado a la cama por días sin dejarte pensar ni siquiera en qué tipo de calmante podrían ayudarte a sentirte mejor?
Hablemos del dolor crónico, molestia que puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo y puede variar de leve y molesto a ser tan fuerte que se interpone en sus actividades cotidianas; puede ser el resultado de una lesión previa o del deterioro natural que viene con la edad.
Hoy quiero quedarme con el tema del dolor crónico porque es recurrente. Cuando una persona sufre dichas molestias, padece episodios; sin importar cuánto tiempo transcurra entre uno y otro. Cuando el paciente sabe que puede tener dolor en una parte de su cuerpo, es conveniente planear de manera adelantada. Quedarse echado en la cama o en un sofá nunca es la mejor opción.
La planificación va desde la actividad física que ayuda a fortalecer los sistemas: muscular, respiratorio, digestivo y emocional hasta tener a la mano medicamentos, terapias (físicas y emocionales) y alimentos que pueden ser utilizados durante un episodio.
La importancia de planificar y practicar adelantadamente garantizan una pronta mejoría. Está demostrado que una persona que padece un fuerte dolor puede no tomar las mejores decisiones; es por ello que lo primero es mantenerse activo y saludable para evitar una crisis.
A seguidas debe mantener los medicamentos y productos terapéuticos en un lugar accesible para quienes puedan socorrerlo pues ante un dolor fuerte la memoria puede tornarse borrosa.
No está de más tener algún tipo de literatura o gráficas que refresquen la memoria del paciente, y de sus cuidadores.