Nadie puede mostrarse insensible ni esconder preocupación por la tragedia sufrida en el país por las lluvias del pasado sábado asociadas a un disturbio tropical.
¿Quién o qué consuela a los familiares de los 26 muertos según la cifra del Centro de Operaciones de Emergencias? ¿Cómo recuperar los daños por más de 5 mil millones de pesos en el sector agropecuaria sin que la situación implique mayor penuria para la población?
A corto plazo, el panorama no pinta bueno. La politiquería hay que dejarla de lado y el Gobieno enfocarse en resolver los problemas generados por el temporal y tratar de evitar que otras tragedias se presenten.
Parece que el real causante del colapso de las placas del paso a desnivel de las avenidas 27 de Febrero y Máximo Gómez lo constituye el problema del drenaje, no así el alegato del Gobierno de que habría sido por defecto en el diseño de origen y en la construcción de la obra.
Entonces, ahora lo correcto es que el Gobierno, y el Congreso y la oposición podría ayudar, canalice los fondos necesarios para declarar de alta prioridad y de emergencia la solución del drenaje pluvial, que tantas mortificaciones y desgracia ha generado cada vez que hay un asomo de una gota de lluvia.
Cada vez es mayor el temor que albergan los residentes en sectores vulnerables cuando se anuncia alguna precipitación, lo que también debe obligar a las autoridades y a la clase política que aspira a gobernar al país a partir del próximo año, a definir posibles alternativas para evitar la inundaciones en las principales vías cuando se registran intensas lluvias, trastornando la vida cotidiana y las actividades productivas, ya que las labores en las empresas públicas y privadas deben ser paralizadas.
Lo que debe obligar a una urgente solución al mal del drenaje pluvial es la muerte de nueve personas en el paso a desnivel, entre ellas cuatro puertorriqueños, cuya pérdida no se recupera con todo el dinero del mundo.