Además del crecimiento de las brechas de diferencias sociales y económicas que habrá de generar la pandemia actual, estimo que lo mismo ocurrirá con la educación. Hoy la labor educativa por medios virtuales se impone.
Por más que se desee, la docencia presencial no es posible o conveniente en las actuales circunstancias. Pero la manera perentoria con que se ha tenido que asumir la enseñanza virtual habrá de hacer crecer las brechas de diferencias entre la educación pública y privada, entre educación rural y urbana.
Creo que variadas circunstancias excluirán o dificultarán la participación de niños, adolescentes y jóvenes en la enseñanza virtual.
La falta de medios tecnológicos o la falta de destreza en su uso, la falta de internet, de electricidad, habrán de hacer disminuir en una proporción que no se puede determinar ahora, la asistencia a clase virtual.
Para la docencia virtual, la UASD, que por lo general tiene secciones de clases con alta cantidad de estudiantes, ha tenido que reducir el número de éstos por secciones a no más de 40 estudiantes.
Y como hubo un excedente de estudiantes al que se le tuvo que buscar cupo, se incrementó la cantidad de secciones respecto al semestre pasado (2020-1) en 1,353 nuevas secciones.
Creo, sin embargo, que aun con este esfuerzo una proporción de estudiantes quedaron fuera o experimentaron una disminución en la cantidad de asignaturas seleccionadas en el semestre actual (2020-2).
Nos invade la impresión de que, en el proceso de enseñanza-aprendizaje en el actual contexto, habrá una disminución de la calidad educativa. Por ejemplo, las distintas plataformas para la enseñanza virtual, casi imponen la modalidad de pruebas o exámenes de selección múltiple, los cuales limitan la creatividad, las iniciativas o la amplitud en las respuestas o los enfoques.
Los mejores pedagogos proponen cada vez más el abandono de este tipo de pruebas.
Como se sabe, las diferencias en nuestra educación han sido desde hace tiempo un factor importante en la reproducción de las desigualdades sociales y económicas en la sociedad dominicana.
Pero como el Estado dominicano históricamente se ha centrado en otros intereses que no son los populares, la problemática de la desigualdad educativa y sus efectos no ha sido materia de su mayor atención.
Al nuevo gobierno y a las nuevas autoridades de educación les solicitamos una nueva actitud y determinación.
Visto lo anterior, proponemos que para la educación básica y media, las clases virtuales sean complementadas con una utilización masiva sin precedentes de la radio y la televisión (la última Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples, ENHOGAR-2018, de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) establece que en el país los hogares urbanos y rurales poseen televisores en una proporción de 86.3 y 74.6 %, respectivamente).
Confiamos que se comprenda el alto rol de complementación que pueden jugar estos medios.