Diputados del PRM liderados por Faride Raful desean interpelar al procurador Jean Alain Rodríguez, por sus preguntas a la jueza Miriam Germán en su audiencia de confirmación ante el Consejo de la Magistratura.
Otros políticos, abogados y activistas sociales airean una vitriólica indignación, dizque ofendidos porque aparentemente la jueza Germán es la única decente, honesta o capaz.
Pero si tuvieran auténtico y legítimo interés en una mejor Justicia, ¿no deberían también ocuparse del fondo de los cuestionamientos y no solo por la forma, que evidentemente no fue la mejor?
Porque el tema central debería ser que la jueza Germán, confesada amiga del imputado por Odebrecht Víctor Díaz Rúa, al inhibirse opinó innecesariamente, sin pedírselo ninguna autoridad, del expediente de su enllave, que entraba a instrucción y no a juicio de fondo, descalificando los presupuestos del procurador.
Buscando quintas patas al gato, difícilmente se aclara este asunto que los ardorosos defensores de Germán pretenden ignorar. Rodríguez puede haber pifiado en su forma, pero ¿es eso peor que las notorias indelicadezas de la juez?