¿División?

Si los aspirantes del PRM comienzan desde ahora a atacarse entre sí con argumentos tan sosos y debilitantes como que tal o cual “no es del partido”, que prendan un velón para que de aquí a fines del 2027 la economía no padezca por la incertidumbre internacional y la ralentización del crecimiento.
Porque el perremeísmo y su Gobierno padecen dos facetas del pecado original de los partidos resultantes del PRD liderado por el patriarca Bosch: poca inversión de capital u obras públicas y el fantasma inextinguible de las divisiones o conflictos internos. Y la conjunción de rebatiñas internas, posible estancamiento económico y la fuerza que esas circunstancias dan a la oposición, hacen que la permanencia en el poder del PRM no sea un clavo pasado.
Creo que ningún candidato de ese partido puede sentirse seguro de un triunfo indiscutible sin el apoyo de Luis Abinader e Hipólito Mejía.
Luis luce sin compromiso más que garantizar la permanencia de su PRM en el Gobierno; don Hipólito parece dispuesto a sólo apoyar a su hija Carolina. ¿Y si las encuestas internas y nacionales siguen favoreciendo a David Collado? O, ¿y si la más reciente aspirante, la vicepresidente Raquel Peña, o el secretario de finanzas del PRM, Yayo Sanz, siguen creciendo en sus puntajes? Dudo que Abinader desee ni le convenga “imponer candidatos que no son del partido”, como arguyen los promotores de Carolina.
Pero de esos cuatro excelentes aspirantes, sólo uno será candidato y contrariar a Luis no es la mejor ruta. Sembrar discordia desde ahora no le conviene a ninguno y menos tolerarlo al presidente Abinader.