Distracción constante

Distracción constante

Distracción constante

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Vivimos en un mundo lleno de distracciones. Somos una aldea hiperconectada y el bombardeo de información es grande y constante. Pero, como personas pensantes e inteligentes, tenemos la facultad de discernir a qué le ponemos atención y a qué no y en qué invertimos y gastamos nuestras energías.

Si nos detenemos a observar a nuestro alrededor, a analizarlo con tranquilidad, seriedad y una mente abierta, llegaríamos a la conclusión que se consolida la definición que Marshall McLuhan hacía de la sociedad mediática en los 60’s, la de la “aldea global” y la de los medios como extensión de las personas, pero hoy la palabrita fina es “globalización”.

Definitiva y lamentablemente, la Internet es ya una extensión de nosotros mismos. Esclavos, unos más que otros, de la hiperconectividad. Creo que ya ni sabemos donde se encuentran los límites de uno u otro, si es que los hay. Aunque creo fervientemente que los hay, a pesar que la mayoría se integra con alegría al rebaño mediático de ser y estar. Estamos expuestos y dispuestos a ser multiplicadores.

Hacemos virales cosas tan banales con el “necesito amor” del director del Centro de Operaciones de Emergencias; la “inmoralidad” de Tokischa; los “tapones per se no existen” del director de Digesett; las ocurrencias presidenciales o las declaraciones de la Primera Dama, por citar algunas de las “bombas mediáticas” que, como las luchas de los gladiadores en la antigua Roma, entretienen a la plebe.

Las redes sociales explotan en comentarios a favor o en contra. Nos creemos juez y parte de todo lo que órbita en las plataformas digitales. Damos nuestra opinión, esto es correcto siempre y cuando lo hagamos con respecto. Muchas veces ofendemos y en otras engrandecemos.

Compartimos y hacemos virales un montón de cosas que no aportan en nada a nuestro crecimiento y desarrollo como personas ni como sociedad.

Todo se ha globalizado. Mientras transcurren las películas y novelas de las redes sociales, seguimos comprando muy caro en el supermercado, hoy más que nuca “la casa del terror”, luchamos con el tránsito, sufrimos los apagones, los legisladores siguen teniendo su barrilito y la violencia se fortalece y crece sin control, por citar algunos temas.

Es tiempo de preguntarnos dónde estamos poniendo nuestra atención y cómo podemos lograr reales cambios.



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