En las series del Caribe que se celebran en Puerto Rico se han hecho recurrentes los yerros en la presentación del himno nacional dominicano u otros símbolos patrios. Tanto así, que uno se ha afianzado en la creencia de que se hace adrede, «aposta».
Todo, como consecuencia de la malquerencia que algunos sectores boricuas tienen contra los criollos que residen allí -indocumentados o no- en busca de mejor vida y hasta haciendo los trabajos rudos que ellos no hacen.
Olvidan o no les enseñaron que quienes primero cruzaron el canal en busca de trabajo fueron ellos, los puertorriqueños, y que en Dominicana los trataron muy bien. En esta versión 2015 de la SC, los boricuas se destapan con la colocación en el Hiram Bithorn de una versión distorsionada de nuestro himno.
Y reinciden en las dos primeras fechas. Ellos se defienden echando la culpa a la Confederación del Caribe, pero como no es la primera ni segunda vez que lo hacen, uno duda esa versión. Ya es tiempo de que la LiDom ponga las cosas claras con la Liga Puertorriqueña y la propia Confederación, y si no se piden disculpan, no volver al clásico cuando sea en Borinquen.
Y voy más lejos: debe ser una postura oficial del Gobierno el tratarle directamente a la Gobernación del Estado Libre Asociado, el paro del trato vejatorio que en esa isla profieren a los quisqueyanos, residentes o visitantes.
