Usualmente llevo un listado de lecturas que voy acumulando para leer según tenga tiempo.
Procuro mantener el orden, en algunos casos me salto el orden y pongo en primer lugar un libro recién adquirido.
Eso me pasa con el libro Dissertationes Aenerianae que encontré en mi escritorio al retornar de Barcelona y lo estoy devorando página a página, argumento por argumento.
Enerio Rodríguez es uno de los académicos más destacados en nuestro país.
Es riguroso en su argumentación, erudito notable en filosofía de la ciencia y cómodo expositor de las ideas más rigurosas, a la manera de Ortega. Sus programas televisivos con don Federico Henríquez Gratereaux son un regalo a la mente y el espíritu.
Su formación intelectual y hábitos de estudio son un ejemplo para los jóvenes que desean ser buenos filósofos o cientistas sociales.
Lamentablemente, en el presente, el encandilamiento de las imágenes y los vídeos atontan a la mayor parte de los estudiantes universitarios y un alto porcentaje de los docentes del tercer nivel.
Eso se nota en las clases, en la conversación ocasional y con mayor gravedad en los textos escritos.
Enerio es el intelectual, que reflejan sus escritos y exposiciones orales, fruto de la lectura constante y la inquisición racional profunda.
De muchas horas de soledad y silencio frente a los textos, auscultando sus argumentaciones y cuestionando sus propuestas.
Lamentablemente los “enerios” escasean en nuestro ambiente intelectual y recibir un libro de su autoría es un tesoro que valoro inmensamente y promuevo entre los lectores de esta Bitácora.