Durante la segunda quincena del pasado mes de marzo se efectuó la ceremonia Premios Soberano, auspiciada por la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) y la Cervecería Nacional, en la que se premian las figuras más destacadas del arte y el espectáculo durante el año, en distintos renglones.
Uno de los premiados fue el cantante urbano el Alfa, lo cual fue cuestionado por la presentadora y productora de televisión Mariasela Álvarez, así como por algunos comentaristas, fundamentándose en el contenido de las interpretaciones del señalado artista.
Un chequeo de las letras de las canciones del Alfa ciertamente alarman, dado el público que las consume. Frases como “la traigo de Colombia y la subo pa’Nuevayol”, “es mejor que conmigo no te cruces para que una bala en el estómago no te cruce”, “el que se pasa le partimos su cabeza”, “todo lo que me pongo es caro”, “te voy a dar con la leña” y otras, son verdaderamente desorientadoras para nuestra juventud.
Esas expresiones se emiten en videos en que se exhiben armas de fuego, dinero y joyas de manera profusa.
El Alfa y otros cantantes de música urbana tienen hijos. ¿Qué será de ellos si se crían oyendo esas expresiones de sus padres?
¿Qué será de los niños y adolescentes que crecen concibiendo a esos intérpretes como sus ídolos? No tiene validez argumentar que grandes merengueros dominicanos han utilizado en piezas el doble sentido, pues una cosa es el doble sentido y la picardía propia de la idiosincrasia popular dominicana, y otra, las expresiones a que aquí estamos haciendo referencia.
La manifestación artística-vocal que comentamos, y sus intérpretes, son un producto social, son una crítica a la sociedad misma. Son una fotografía de muchos de nuestros jóvenes de hoy y de nuestros tiempos.
Son una expresión de la inconformidad agresiva y mal orientada frente a nuestro curso social. Son una manifestación que promueven, o a la que aparentan ser indiferentes, los responsables de que tengamos un país tan mal estructurado, con grandes discriminaciones, desigualdades e injusticias.
La mayoría de los jóvenes, hombres y mujeres, intérpretes de la música urbana en sus distintas vertientes, tienen un origen pobre o eminentemente popular.
Ellos son grandes emprendedores, por lo que con más razón están llamados a ayudar a los muchachos y muchachas de los sectores de donde ellos proceden a formarse en la mejor dirección.
Creo que con las objeciones planteadas no se pretende, y menos a estas alturas, que a alguien se le retire su premio. Sí, en cambio, es necesario que para próximas y parecidas premiaciones se tome rigurosamente en cuenta el asunto del ejemplo y de los valores, que es dentro de la realidad actual un tema central.