Dicen por ahí que todos somos iguales ante a ley. Mentira.
La muerte de un chofer de carro público no se trata igual que la de un conductor de carro privado, pues la ley obliga a éste a llevar abrochado el cinturón de seguridad, pero no así al que maneja un vehículo del “concho”.
De igual manera, no existe ninguna disposición legal que obligue al pasajero de un motoconcho a llevar puesto el casco protector, pero sí hay sanciones legales para los motoristas que manejan el vehículo de dos ruedas.
Como puede apreciarse, en este caso la vida del motoconchista importa más que la del pasajero, al revés de lo que pasa con los automovilistas, en cuyo caso parece que al legislador no le importa si el chofer se mata en un accidente por no abrocharse el cinturón.
Parece que en nuestro país la Muerte discrimina a quién quiere llevarse y a quién dejar, según sea quien lleve puesto el cinturón de seguridad o el casco protector. Y los dominicanos ayudamos a la Parca Impía con nuestras imprudencias en la vía pública, castigadas o perdonadas según quién sea la víctima.
“Cosas veredes, Sancho, que harán fablar las piedras”, como dijo don Quijote.
