Dios es bueno y reafirma que no se queda con lo de nadie. Los niños dominicanos, de 12 años, a pesar de superar adversidades que no debieron atravesar, a sangre y fuego lograron representarnos en el premundial de béisbol, celebrado en mayo pasado en Aguascalientes, México, acaban de ser premiados para asistir como comodín al VII torneo mundial de esa categoría, que será celebrado del 28 de julio al 6 de agosto en la ciudad de Tainan, en Taipei, China.
Recuerden que los niños dominicanos llegaron tarde a Aguascalientes, debido a que el ministro de Deportes, Francisco Camacho, no quiso otorgarles los pasajes aéreos a tiempo.
Al final los ejecutivos de la línea aérea Arajet, en combinación con el mismo ministro llevaron los niños hasta Ciudad de México, desde donde tuvieron que tomar un autobús por 14 horas para llegar a Aguascalientes. Al llegar tarde, perdieron el primer juego por “Forfeit” de Cuba, pero aún así con todo y cansancio al día siguiente vencieron 5-4 a Puerto Rico. Al concluir el torneo, debido al “Forfeit” llegaron séptimo, es decir, quedaron fuera de la clasificación.
Pero como Dios no se queda con lo de nadie, la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC) agregó al equipo dominicano por encima de Puerto Rico y Cuba como comodín.
Pienso que esta decisión le da otra oportunidad al ministro de Deportes, Francisco Camacho, para reivindicarse con estos niños y desde ya empezar a tratarlos como los héroes que son.
Los niños dominicanos tienen que estar en la ciudad de Tainan el próximo 22 de julio, siendo tiempo suficiente para que Camacho lleve a esos niños a su despacho, comparta con ellos y los conozca, porque serán los próximos Juan Soto y Fernando Tatis Jr., etc.
De igual modo será una buena oportunidad para llevárselos al presidente Luis Abinader, para que les entregue la bandera y los despida como los embajadores que son.
Si por el contrario sigue con su negativa y esos niños con la ayuda de Dios logran ganar ese campeonato mundial, será vergonzoso para él que no pueda acercarse a ellos, ni recibirlos en el aeropuerto y tampoco presentárselos al presidente Abinader. ¡Piénselo, Ministro!