Aveces entendemos que no tenemos lo suficiente o carecemos de las virtudes y habilidades para emprender cualquier proyecto o salir de una situación cualquiera.
Nos autodescalificamos o dejamos que otros lo hagan por nuestras limitaciones y debilidades, ignorando que Dios hace las transformaciones que sean necesarias para cumplir sus promesas.
En la Biblia, que es el manual para la fe y la vida de todo cristiano, hay varios ejemplos que validan esta afirmación.
Uno de ellos está en 1 Reyes 17:8-24, el cual relata la historia de una viuda que vivía en una ciudad fenicia, llamada Sarepta, en los tiempos del rey Acab (874-873 a.C.), cuando una severa sequía había provocado hambre en todo el pueblo de Israel.
Aquella mujer, cuyo nombre no es mencionado en el texto, apenas le quedaba un poco de harina y de aceite con los cuales pretendía hacer una torta de pan para ella y su hijo y luego echarse a morir (V.12).
Sin embargo, su panorama cambió radicalmente cuando Dios envió un profeta (Elías) para que ella lo alimentara con lo poco que tenía.
“¡No tengas temor!”, fue lo primero que le dijo el profeta Elías cuando ella le comentó que no le quedaba comida. “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra”, le dijo Elías. Y así fue (V.13-14 y 16).
La viuda pensaba que no tenía ninguna posibilidad de vivir sin agua ni alimentos. Al parecer lo único que podría salvarla era la terminación de la sequía (que se extendió por tres años) y que la tierra comenzara a producir alimentos.
Pero no. Dios no tuvo que traer comida de otro lado, ni hacer descender la lluvia. Él utilizó las mismas herramientas que ella tenía (harina y aceite) para bendecirla.
Pueden ser tus conocimientos, talentos o habilidades. Tal vez sea tu facilidad de relacionarte con las personas, algún bien que poseas o simplemente una promesa.
No sé lo que sea. Solo sé que Dios no tiene que mover cielo y tierra para bendecirte o librarte de algo (aunque si lo tiene que hacer, lo hará). Él empezará a trabajar con lo que tú tienes.
Así que no pienses que no hay nada que hacer en tu caso ni que no tienes lo necesario. Una sola palabra suya basta. Pero, al igual que la viuda de Sarepta, reconocer que el poder de Dios y hacer lo que él te ordena (v.12 y 15).