“Dios nos agarre confesao'”, dice un ingeniero sísmico

“Dios nos agarre confesao’”, dice un ingeniero sísmico

“Dios nos agarre confesao’”, dice un ingeniero sísmico

Construcciones ilegales en laderas de montás son de alto riesgo ante posibles terremotos.

Santo Domingo.-El sismo de magnitud 5.3 que ocurrió ayer en el país y que se sintió, además, en Bahamas, Haití, Puerto Rico e Islas Turcas y Caicos a 36 kilómetros de Baní, no es para alarmarse, afirmó el especialista en ingeniería sísmica resistente, Carlos Javier.

“Digo esto, porque la falla que nos pasa a pocas millas de la costa sur de Santo Domingo (la Fosa de los Muertos) cambia su forma de incidencia o subsunción a una falla transcurrente, que es cuando un bloque se desliza relativamente a otro espacio de una forma horizontal, ese cambio no es el origen de los terremotos, solo estoy describiendo el mecanismo”, explicó el profesional, directivo de la Sociedad Dominica de Sismología e Ingeniería Sísmica.

Sin embargo, al ser abordado en relación a los posibles riesgos en las edificaciones públicas y en alturas, el experto precisó que las construidas después del Reglamento para el Análisis y Diseño Sísmico de Estructuras contra Terremotos (R001) cumplen “en cierta forma con los niveles de peligrosidad a los que pueden estar sometidas”.

Alerta roja
“Ahora, cual es el temor mío, no son las edificaciones del casco urbano, son las ilegales en el perímetro de la ciudad como las que uno observa por la autopista Seis de Noviembre de San Cristóbal, que uno se queda escándalizado cuando ve construcciones de dos y tres niveles con unas columnas apoyándose prácticamente en laderas de una montaña”.

A seguidas exclamó: “Que Dios nos agarre confesao’ porque ahí es que los organismos de emergencia deben poner el ojo y va a haber problemas, y también al norte del río Isabela.

Después nuestras edificaciones son seguras, hay muy buenos ingenieros estructurales que hacen torres; aquí no puede construirse una edificación sin que Obras Públicas y el Ministerio de la Vivienda las supervisen”, dijo.

Recomendaciones
El profesional que dirige la Unidad Ejecutora de la Presa de Monte Grande, refirió que aunque no se tenga una solución inmediata con un cambio de vivienda, sí se puede planificar en términos de tener una acción rápida y las personas educadas por parte de los organismos de socorro para minimizar posibles daños humanos.

Insiste en que se desarrollen protocolos de seguridad más intensos que como se hace en zonas urbanas, y declarar zonas rojas donde toda la población y organismos de seguridad presten auxilio inmediato.

Para el experto, lo más importante es que la población esté preparada y asuma las recomendaciones de organismos como Centro de Operaciones de Emergencia y la Sodosísmica, antes, durante y después del sismo.

Además insta a que se haga una evaluación de estructuras que puedan haber quedado afectadas y tomar las medidas de rigor para que sí vuelve otro terremoto no las encuentre dañadas. Refirió que la Fosa de los Muertos no es tan activa como las del norte donde se han generado varios terremotos.

Pisos blandos y suaves
Diseños. Respecto a los pisos blandos, construcciones muy rígidas que a partir de un segundo o tercer nivel cambian el grosor de las columnas y así sucesivamente las varían, Carlos Javier dijo que el reglamento penaliza muy fuerte ese tipo de diseños estructurales, que a su entender no deberían permitirse.

Sobre las edificios levantados sobre columnas, denominados ‘pisos suaves’, dijo que el Estado tiene la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura y Edificaciones a través de la cual se inspeccionan las edificaciones públicas, que pudieran realizar labores a nivel privado lo que implicaría reforzar las construcciones en algunos puntos para evitar riesgo.

No obstante, tiene claro que en este caso los propietarios son quienes en última instancia deberán de asumir los financiamientos de las reparaciones, como además, que los condominios establezcan seguros contra terremotos. Añadió que un mismo edificio puede tener más riesgo en una zona que otra, dependiendo del terreno.