Como el agua bajo del puente, han pasado 50 y otros tantos años, en los que llenaron los pinos nuevos, descubiertos en el taller por el compás y los ojos del tornero.
Tiempo de fomento, mentira que felices; fueron los años duros de los abuelos, una generación silenciosa que tenía que hacer la transición contenida, solo con café y valentía, faltos de pan.
Historia extraordinaria de las gentes del país, algunas que fueron notorias marcando sus huellas, algo posible gracias al colectivo social que las animaba hacia un destino, aun sin luz, bajo tormentas….
A un pueblo pobre, nada le sale gratis. Bajo de aquella tensión ganamos un intangible todavía en desarrollo, ganamos carácter, herencia mayoritaria, carácter, una virtud en nuestra histórica pobreza, virtud a la que canto; vergüenza y trabajo, todo cuanto poseíamos.
Y aquí estamos junto al legado con orgullo, más allá del este, en donde el poeta Pedro Mir nos situó, casi inmóviles, entre el Atlántico y el Caribe copulando con los mares, aliados referentes aéreo – espaciales que ahora nos sacan a flote, cuando antes nos inundaban, obligándonos ahora a reemprendimientos, refundándonos, cuando hace 65 años teníamos el maleficio de Ítaca * en nuestras costas, desvanecida en las fotos confiadas de mis hijos y nietos sobre de mi escritorio ( toda la ODISEA por regresar a Ítaca ).
Caracolas jinetean abriendo el desfile libre con el que se desplazan las aguas por las Antillas, antes clavadas, donde hoy primaverean liderando nuevos conceptos que sustituyen las nociones de deberes y derechos sobre los que se fundan las relaciones nuevas entre las gentes, antes viejos contendientes, obligándonos de inmediato a entendernos, revolucionándonos por igual bajo de la magia del 2do. decenio del siglo XXI cambiando la historia, con padres e hijos, mientras apenas se hacen más adultas nuestras caras.
¡Cómo cambian los tiempos! Entre hace sesenta y cinco años (65)y cincuenta años (50), este país era la aldea local dentro de la celda mundial.
Sin embargo, habían llegados los Precursores, rompiendo muros, no unos pocos deificados por el sistema y su egolatría como “team”, eran de ellos, pero estaban en todo el sistema picando sobre el mapa de la pobreza económica, por razones prácticas, bajo una continua crisis política insoluble que antagonizo socialmente al mundo, en la que la producción y la riqueza continuaron produciéndose y concentrándose privadamente sin redención para los oprimidos como norma, así, sin otra alternativa.
Era el “antes” de la revolución del conocimiento en desarrollo actual, que está cambiando al mundo y el uso del gran capital, dándole a este una función social en la que este -abundante recurso- encuentra uso financiando el desarrollo mundial y la paz, la revolución científica, el conocimiento y la aplicación de todos los conocimientos, dando otro nivel a la civilización que en 50 años más, habrá rehecho al mundo, gracias a los Precursores, como los que en nuestro país, en nuestras circunstancias mundiales, nos han puesto sobre la pista en el momentum oportuno.
Honrémosles. Soy un testigo de estos Precursores, y sé que tanto como abonar nos toca podar, eliminar plantas parásitas y fumigar.